Al principio me inquietaba incluso que el óvulo no fuera mío", reconoce S., madre de una pequeña de cuatro meses "que se me parece", reconoce tomándose a sí misma el pelo, pero no sin razón. Su hija, la que mama de su pecho y a ratos lloriquea pidiendo brazos, procede de un embrión donado. Su caso, como otros miles en países que permiten la práctica de estas técnicas reproductivas, fue posible porque los propietarios firmaron la autorización para que se ofrecieran sus embriones sobrantes para fines reproductivos de otras personas. Son apenas un cúmulo de células de unos días de evolución a partir de óvulos y espermatozoides de mujeres y hombres a los que los receptores no conocen ni conocerán de nada. Esas son las reglas. En España, la llamada adopción de embriones es una donación, como lo es un riñón, un corazón o unas córneas. Los gametos no pueden proceder de mujeres mayores de 35 años ni de hombres con más de 50. Tampoco pueden haber tenido HIV.
Las mismas exigencias que para donar óvulos y espermatozoides. Las continuas mejoras técnicas para obtener los embriones, para su conservación y su implantación y el origen más joven de los gametos dota a la donación de garantías extra: "La tasa de fecundidad está entre el 60% y el 70% y las posibilidades en un segundo intento son muy altas", explica Elisabet Clua, la responsable del Programa de Donación de Ovocitos y Embriones de Dexeus Mujer. Y es tres veces más barato que buscar donantes para crear tu propio embrión.
El fenómeno aún es muy minoritario, pero crece mucho. Según datos de la Sociedad Española de Fertilidad suponen el 2% de los procedimientos de reproducción asistida. Según los datos propios de Dexeus Mujer, la proporción actual es quizá un poco más, pero hay un incremento importante en los últimos años, en los que las mujeres que acuden son más mayores y desde que se favorece la información sobre esta opción y se facilita el papeleo -nada desdeñable- del proceso de donación. Este centro pionero de la reproducción asistida registra estos últimos años unos 150 casos anuales. En el 2016 eran 72.
Mujeres que pretenden ser madres solas o sin pareja masculina y a esa cierta edad en la que los óvulos propios no están tan jóvenes como el resto de su cuerpo son las que más se lo plantean. Saben que han de contar con una donante. O llegan a esa conclusión tras repetidos e infructuosos intentos de generar un embrión con óvulos propios. "Pero cuando se suma la necesidad de acudir a una ovodonación y también al banco de semen, ya no hay vínculo genético y se lo plantean con menos reparos", señala Clua. "Son personas a punto de tirar la toalla, con un gran cansancio físico y económico y que ya no quieren someterse a más estimulaciones ováricas".
Pero "nos pesa el determinismo genético", constata la experta. Cuenta cómo la mayoría no suelen decidirse a la primera. "Quizá las personas con más experiencia o conocimiento científico. Pero para todas es fundamental el parecido físico, aunque sepan que en su embrión hay dos aportaciones distintas". La oferta de embriones donados se administra sobre la marcha. La lista de espera no es mayor de un mes en este centro: El mes pasado, 10 pacientes en espera, 24 en el programa y, en total, unas 60 en proceso.
La otra cara es la de los donantes. "La mayoría de parejas propietarias de esos embriones sobrantes que tenemos criopreservados optan por guardarlos para otra posible gestación. Quienes no piensan en ello, optan sobre todo por dedicarlos a investigación, pero la falta de proyectos específicos hace que no se puedan destinar tan fácilmente a este fin", aclara Elisabet Clua. También pueden decidir destruirlos. O donarlos a otras familias. "Esta opción es más fácilmente elegida cuando el embrión no tiene participación genética de los propietarios, sino de donantes de óvulos y semen. Además no pueden hacerlo si los padres del embrión tienen más de 35 años ella y de 50 él". En Dexeus tienen 8.428 embriones criopreservados durante los últimos cinco años.
Los equipos de reproducción asistida como Dexeus Mujer ofrecen a las candidatas a un embarazo con embrión donado atención psicológica especializada en duelo genético. "Qué le voy a decir?, ¿le voy a querer?,¿buscará su origen biológico? son preguntas habituales. También cuando se enfrentan a una donación de óvulos", explica Sandra García, psicóloga responsable de la atención al duelo genético en Dexeus. Quien peor digiere gestar un hijo sin ninguna huella genética propia es la pareja que hace años que lo intenta, que empezó con muchas expectativas y ha pasado por todas las soluciones técnicas que hay en el menú. Pero ahora están desgastados. "Aunque las mujeres tienen muchas dudas sobre su capacidad de asimilar esta situación, o temen no sentir que ese hijo sea suyo o que no se le parezca, el miedo es mayor entre los hombres. Ellas van a parir ese hijo, pero ellos se preguntan ¿qué hago yo aquí?", explica la psicóloga.
El último intento
Su hija de cuatro meses se parece a una de ellas. Son dos mujeres, una rubia y la otra morena, 43 años, que buscaban formar una familia con ayuda de las técnicas de reproducción asistida. Estaba claro que necesitaban un donante masculino, pero ni se les pasaba por la cabeza que los óvulos no fueran de S., la que estaba empeñada en tener un hijo. Después de cuatro años de ciclos y ciclos acabaron aceptando la propuesta de un embrión donado. Funcionó a la segunda. El plan B. Era el último intento, "me angustiaba mucho que tomara tantas hormonas", puntualiza C. Y ahí está ella, la hija que se parece a la madre que la gestó en su vientre y la trajo al mundo. Además de las hormonas que tenían que poner en marcha una ovulación ampliada para poder obtener los suficientes gametos que permitieran embriones viables, les empezaba a pesar el miedo a las consecuencias de la edad de sus ovarios. "Había más posibilidades de anomalías", coinciden. Incluso pensaron si una podría donar óvulos a la otra, pero los problemas eran los mismos y C., además, no tenía reserva ovárica. También exploraron la opción de una adopción, "pero es superlimitada en el mundo para dos mujeres lesbianas. Sólo dos países lo admiten, según nos explicaron en una reunión en la Generalitat". "Luego todo fue tan bien, el embarazo, su nacimiento, ella", insiste S. admirada de su hija. "Lo que me preocupa realmente es cómo se lo tomará ella".
Entre amigas y conocidas hay suficiente diversidad en la forma de tener los hijos como para que no sea tan raro como al principio les pareció. "Incluso nos dicen que de este modo no es más de una que de otra". Ningún otro miedo. Confían en que los responsables de su reproducción asistida lo habrán hecho bien todo, desde la obtención de los gametos a la fecundación y su conservación. Incluso la elección del embrión que mejor casaba con estas dos mujeres. "Casi prefiero que las dos aportaciones sean de donante, más que juntar tu óvulo con un hombre. Al final prefiero no saber de dónde sale", asegura C. Y S. asiente. "Sabes, a veces en la sala de espera veías pasar a un hombre y pensabas ¿será él el padre? Pero es una tontería, porque seguramente es de banco de semen y los donantes no deben pasar por la misma consulta". Ambas madres insisten en que creen mucho en la educación. El acompañamiento que ofrecen en Dexeus para afrontar todas estas dudas llamadas duelo genético, incluye mucha información sobre la influencia de los factores epigenéticos o los parecidos que generan la convivencia. "Lo de que los hijos se acaban pareciendo lo apoyo con estudios lo aseguran", indica Sandra García. "También explicamos cómo después de parir se disipan todas las dudas. Aunque nunca se olvida el asunto, solo que se coloca en su sitio. Les aconsejamos que informen a sus hijos sobre su origen. Que utilicen el humor. En general, apenas el 25% tiene claro que quiere decírselo". A su juicio, lo que más se necesita es tiempo. "Es una emoción ambivalente, pero la relación acaba siendo exactamente igual que con gametos propios".
Después de enumerar las técnicas probadas, los ciclos iniciados y fracasados, las múltiples combinaciones que han participado en su periplo hasta llegar a su hija, se produce un silencio. "Parecía facilísimo esto de tener hijos, tanto miedo a quedarte embarazada. Y luego, siempre posponiéndolo porque tenías otras cosas que hacer. Pero, mira, en parte no me importa que haya sido ahora. A los 30 tenía muchas cosas por hacer. A los 40 aprecio mi estabilidad y puedo hacerlo mejor".
"Serán 'hermanitos' con otras familias"
Susana no dudó. Había conseguido 8 magníficos embriones con óvulos de una donante "fantástica" -ella estaba ya en los 42- y un donante de esperma. "Sólo utilicé dos y me quedé embarazada de mi hija que ahora tiene 13 meses. No pensaba tener más hijos, así que la mejor opción era que esos seis embriones que quedaban dieran la oportunidad de ser madre a otras mujeres como yo. Claro que pensé que serían hermanitos de mi hija, hermanitos o hermanitas en otras familias, pero eso no supone ninguna preocupación, de veras". Ella es un ejemplo típico de madre después de los 40 que busca ayuda en centros de reproducción asistida. Quince años en pareja sin querer hijos y cinco años sola. Y entonces se lo plantea. "Te plantas en los 40 y te crees que no hay problema, que basta con quererlo, que te sientes muy bien, pero resulta que biológicamente no eres igual. Hace años tendría que haber renunciado a la maternidad, pero ahora no. Por eso acudí a una donante de óvulos. Y pienso en eso cuando decido donar los embriones". A su madre se lo ha explicado "y no deja de decirme cuánto se parece mi hija a mí. 'Tiene tus morritos', dice. Yo no le insisto. Somos 50% biológico, 50% experiencia de la vida. Mi hija tendrá una dotación genética x, pero el resto es su vida conmigo. Aunque entiendo que hay mujeres reticentes, que quieren que sus hijos sean de sus óvulos. Es como si el óvulo pusiera más en el hijo que el espermatozoide, ¿verdad?". Se considera una persona muy bien informada acerca de todo lo que ha necesitado para ser madre. "Mi donante de óvulos tiene 27 años y no me puedo imaginar madre a esa edad ¡Eres una niña! En cambio ahora tengo un buen trabajo, flexibilidad, una situación económica cómoda, me siento mucho más preparada. Ahora es cuando estoy tranquila, madura. Casi puedo decir que he sido madre cuando lo he decidido".
¿Qué pasa con los embriones almacenados?
De quién son
Los progenitores, aunque hayan usado gametos donados, son quienes deciden su destino. Pagan 300 euros al año por su cuidado
Tres destinos
Los propietarios han de decir si se guardan para otra transferencia propia, si se destinan a fines reproductivos de otras parejas, o si van a un proyecto de investigación.
Cuándo se destruyen
Para destruirlos, además del acuerdo de los propietarios o su falta reiterada de respuesta, hacen falta dos informes clínicos que acrediten que no cumplen requisitos para ser transferidos
485.482
Según el registro oficial, a finales del 2016 había 485.482 embriones congelados