“Cada mujer debe elegir el método más cómodo en función de su edad y sus características”. Es la afirmación más repetida por los expertos preguntados por las copas menstruales y los tampones.
“La ventaja de las protecciones internas es que, en principio, no manchas la ropa”, detalla la responsable de la Unidad de Ginecología de la Infancia y Adolescencia del centro Salut de la Dona Dexeus, la doctora Núria Parera. “El tampón es de un único uso y, en cambio, la copa dura muchos años, sobre todo, en función de su uso y cuidados”, matiza.
“La diferencia principal entre un método y otro es el factor económico y ecológico”, declara. Pero asegura que “una mujer puede llevar ambas cosas”.
Algunos sectores detallan que el uso del tampón no es del todo seguro por los componentes que lleva, ya que pueden producir sequedad: “Tampax, Evax y Ausonia tienen estudios y pasan controles de calidad, por lo tanto, es seguro usar estos productos”. “Por otro lado, la Mooncup (la marca más conocida entre las copas menstruales) es la más usada y también la que más seguridad aporta”, aporta.
¿De qué está hecho un tampón?
Tampax cedió hace dos años a las peticiones de sus consumidoras y asociaciones de mujeres en Estados Unidos y publicó en su web la composición de los tampones. Según explica la compañía, los materiales primarios son el algodón y rayón --conocido también como viscosa-- , y el del aplicador, el papel o el plástico.
Desde Tampax constatan que “lo más importante es la seguridad en las mujeres”. “Como marca somos los preferidos por ellas”, aseguran a Crónica Global. “Hay unos aplicadores que facilitan la inserción, ofrecen protección y se adaptan a la fisionomía de la mujer”, y continúa: “Hace casi 80 años que existen los tampones y realizamos controles continuamente para garantizar la seguridad de los mismos”.
La compañía argumenta: “Ahora han salido también copas menstruales de colores; no sabemos exactamente si se han hecho estudios para saber cómo afecta el colorante a las paredes vaginales”. Y matiza: “Lo que es cierto es que hace muchos años que se usan los tampones y no se ha demostrado que su uso sea perjudicial para la salud”.
Sin embargo, la regidora de la CUP Manresa Gemma Tomàs expone que los estudios “responden a unos intereses económicos de Tampax. Si las mujeres eligen la copa menstrual, perderán ventas”.
¿Y la copa menstrual?
“Las cajas de tampones llevan un folleto al que no solemos hacerle caso aunque es ahí donde se advierte de los efectos adversos del uso del tampón, como el síndrome del shock tóxico, una infección vaginal”, expone la activista feminista Alba Saladie.
“Tener un dispositivo húmedo en contacto con las paredes vaginales y reabsorbiendo la sangre expulsada no parece una buena idea”, constata: “La flora vaginal alterada por los componentes químicos del tampón pierde capacidad de defenderse respecto a los agentes externos que pueden causar infecciones”.
La activista feminista comenta que desde el punto de vista ecológico y económico la copa tiene más ventajas: “La copa menstrual es reutilizable. El último día del sangrado la hiervo y la guardo hasta la próxima menstruación”. Además, “a diferencia de los tampones, no absorbe la sangre sino que la recolecta, así no provoca ni infecciones ni reseca la flora vaginal”.
“Hay copas de distintos materiales aunque, seguramente, las más recomendables son las que están hechas de silicona médica que, además, no causan alergias”. “Una vez introducida, se adapta perfectamente a las paredes vaginales”, detalla.
El bolsillo
Las copas menstruales pueden durar un máximo de 10 años teniendo buen cuidado de ellas. “Esto significa que, durante años, la inversión que debo hacer en productos de higiene menstrual es de unos 30 euros o 40 euros, que es lo que cuesta una copa”. “Por lo tanto, en 10 años puedo ahorrarme hasta 3.500 compresas y tampones”. “Teniendo en cuenta que en el mundo se tiran cada año 45.000 millones de compresas y tampones, seguramente estoy aportando un pequeño grano de arena”, afirma Saladie.
La menstruación como tabú
“No es mejor la copa que el tampón, cada mujer debe escoger con lo que se sienta más cómoda”, asegura Gemma Tomàs. Pero detalla que algunas mujeres es posible que no se atrevan a usar la copa porque “quieren evitar ver el sangrado" y afirma que "el hecho de que la menstruación es un tabú se confirma totalmente".