La plenitud: espacio de decisiones
Tras la adolescencia, una vez completado el desarrollo físico y psicológico, la mujer se encuentra en la plenitud de sus capacidades y encara su proyecto de vida. Se abre un horizonte de posibilidades: ilusiones, ambiciones, estilo de vida, el reto de compaginar la vida íntima, la familiar y la profesional, etc.
En nuestra sociedad, la mujer toma hoy más decisiones sobre su vida que hace un tiempo, y con mayor libertad, gracias a los avances médicos y a una menor presión del entorno. Una de ellas es especialmente relevante: la decisión sobre el control que desea ejercer de su aptitud reproductiva. Y es que en este momento también ha comenzado una cuenta atrás: la vida fértil depende de un reloj biológico. ¿Podré quedarme embarazada? ¿Y si no lo consigo y tengo que recurrir a la reproducción asistida? ¿Cuándo es demasiado tarde?
La menstruación ya no es una obligación.
Los avances en el conocimiento de la fisiología del ciclo menstrual y de los preparados hormonales permiten desterrar mitos y adoptar nuevos enfoques sobre la menstruación. Hoy la mujer puede diseñar su propio calendario menstrual según sus preferencias, necesidades o condiciones médicas.
Mito:
La regla es necesaria para demostrar que todo funciona bien.
Realidad:
La regla es sólo la descamación del endometrio. En algunas situaciones fisiológicas no se produce crecimiento endometrial y no es necesaria la descamación del endometrio. Por ejemplo, durante la lactancia, la prolactina inhibe la ovulación y la secreción de estrógenos, por lo que no se produce la menstruación.
La “regla” que aparece periódicamente cuando se toman anticonceptivos orales es un sangrado inducido durante la semana de “descanso de la toma”. Tradicionalmente se ha utilizado la píldora anticonceptiva en un ritmo que recuerda al ciclo menstrual: 21 días de hormonas y 7 días sin tratamiento, pero este ritmo no es imprescindible.
Si el preparado hormonal se suministra ininterrumpidamente, sin descanso entre las tomas, no se producirá el sangrado inducido. Esto permite programar los días de sangrado: mientras se mantiene la toma de anticoncepción hormonal combinada no se sangra. Al interrumpir la toma del anticonceptivo aparece el sangrado.
La anticoncepción, en nuestra sociedad, forma parte del concepto más amplio de salud reproductiva: implica una vida sexual responsable, satisfactoria y segura, además de la capacidad de decidir libremente cuándo, cómo y cuánto reproducirse.
Existen muchos métodos anticonceptivos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes. Para escoger el más adecuado a cada persona es muy importante seguir el consejo del médico.
Un poco de historia
Desde la antigüedad, la humanidad ha ideado diversas formas para prevenir los embarazos no deseados.
La primera referencia a la utilización de un abortivo se encuentra en un texto chino de 2.700 a.C. A partir de entonces fueron múltiples los remedios naturales que egipcios, griegos y romanos propusieron como sistemas anticonceptivos. El primer tratado médico sobre el tema lo escribió Soranus en el siglo II, en la Grecia clásica. Su distinción entre anticonceptivos y abortivos permaneció vigente hasta el s. XIX.
También fue muy importante la aportación del Islam, que extendió por toda Europa sus sabias prácticas ya que, en aquella época, no se condenaban siempre que se realizaran por circunstancias especiales y antes del cuarto mes de embarazo. Durante la Edad Media y el Renacimiento, los médicos conocedores de los métodos anticonceptivos descritos por griegos, romanos y árabes, siguieron prescribiéndolos pero sólo en casos determinados y bajo las estrictas restricciones de la Iglesia Católica.
La anticoncepción: De los métodos naturales a la anticoncepción moderna
Métodos basados en la abstinencia periódica
Estos métodos permiten determinar cuál es el periodo fértil de la mujer, para evitar el coito esos días. Se basan en el conocimiento de la propia fisiología e implican a hombres y mujeres en la anticoncepción.
El método de la temperatura basal identifica el incremento de 0,2-0,5º en la temperatura corporal que se produce tras la ovulación.
Con el método del calendario se calculan los días fértiles a partir de una fórmula que suele situarlos entre los días 8-19 del ciclo menstrual, dependiendo de cada mujer.
También existe el método del moco cervical, en el que la mujer aprende a conocer las características del moco cervical según la fase del ciclo.
Finalmente, el método de la amenorrea lactacional se basa en que la lactancia materna retrasa el retorno de la fertilidad, al inhibir la ovulación.
Anticoncepción de barrera
Los métodos de barrera son los únicos que ofrecen además protección frente a las infecciones de transmisión sexual (ITS). Sólo se utilizan cuando es necesario –durante el coito– y son reversibles inmediatamente. Aunque tienen un alto grado de eficacia no son infalibles, ya que pueden romperse o desplazarse.
Preservativo masculino
Es el anticonceptivo más popular. Se enfunda en el pene en erección y dispone de un pequeño reservorio en la punta para recoger el producto de la eyaculación. Suele ser de látex y se fabrica con múltiples texturas, colores y sabores, provisto o no de lubricante, para adaptarse a las preferencias personales.
Preservativo femenino
Este cilindro de plástico de poliuretano permite recubrir ampliamente la vulva y la entrada de la vagina. Viene prelubricado con siliconas y no precisa uso de espermicida.
Diafragma
Se coloca en el fondo de la vagina recubriendo la entrada del cuello uterino e impide el paso de los espermatozoides. Se puede encontrar en distintas medidas, por lo que un médico deberá realizar la medición para que se adapte bien a las variaciones anatómicas de cada mujer. Se recomienda utilizarlo combinado con espermicida.
Espermicidas
Los espermicidas disminuyen la motilidad del espermatozoide, lo inmovilizan y no permiten que penetre en el óvulo. Se utilizan como complemento de los métodos de barrera. Se deben utilizar en cada coito y no realizar en ningún caso duchas vaginales hasta transcurridas 6 horas de la relación. Los primeros espermicidas se comercializaron en Londres en 1885.
Dispositivo intrauterino: DIU
El DIU es una estructura de plástico que puede presentar diferentes formas y dispone de un filamento de cobre arrollado en espiral en la rama vertical. Se trata de un método de larga duración (5 años), reversible y muy eficaz. Debe colocarlo y retirarlo el médico. Se sabe que el DIU impide la fecundación, pero a pesar de los más de 25 años de su existencia, aun no se ha demostrado de manera convincente cuál es el mecanismo de acción que proporciona su elevada eficacia anticonceptiva.
Métodos Hormonales
Anticonceptivos hormonales combinados orales
Píldoras anticonceptivas
Son preparados de un estrógeno y un gestágeno sintéticos que, combinados con la progesterona, inhiben la ovulación. La dosis de estrógeno que se utiliza en las píldoras actuales contribuye a “estabilizar” el endometrio, mejorando el control de los sangrados. Tienen una eficacia muy elevada y suelen regular los ciclos de las mujeres que padecen alteraciones menstruales. La primera píldora anticonceptiva se comercializó en 1960, tras publicarse los estudios de los científicos Pincus, Rock y García en 1956.
Anticoncepción hormonal combinada vaginal
Anillos vaginales
Son de fácil colocación en el fondo de la vagina. Se llevan durante 3 semanas, después de las cuales se deja a la mujer una semana libre de anillo, en la que se produce la “regla”, antes de volver a colocar uno nuevo.
Anticoncepción hormonal combinada transdérmica
Parche anticonceptivo
Se coloca un parche en el abdomen inferior, que se cambia semanalmente, durante 3 semanas, y se deja a la mujer una semana libre de parche en la que se produce la regla. La principal ventaja frente a las píldoras es que se evitan posibles efectos secundarios sobre el hígado.
Anticoncepción sólo con gestágenos
Inyecciones trimestrales
Con una inyección trimestral, la mujer suele presentar amenorrea, ausencia de la regla. Es muy popular en Estados Unidos entre las adolescentes que ya han tenido un hijo. En España, es más utilizado por mujeres con dificultades para utilizar otro tipo de anticoncepción.
Minipíldora
Es la píldora diaria que inhibe la ovulación para mujeres en las que el estrógeno está contraindicado y, en especial, para mujeres durante el periodo de lactancia. No influye sobre la cantidad y la calidad de la leche ni afecta al crecimiento de los recién nacidos.
Píldora postcoital
Es la famosa "píldora del día después" es en realidad dos pastillas de 0,75 mg de levonorgestrel cada una, que se ingieren juntas antes de transcurridas 72 horas después de un coito no protegido. Este método está especialmente indicado cuando se produce un fallo en otros sistemas anticonceptivos: se rompe el preservativo o queda atrapado dentro de la vagina, olvidos en la toma de la píldora, expulsión del DIU, etc. Reduce el riesgo de embarazo en un 85%. Si falla –ocurre en un 2-6% de los tratamientos– y se produce el embarazo, no hay riesgo de daños para el feto.
Implantes
Los implantes se colocan en el borde antecubital del brazo no dominante. Proporcionan protección anticonceptiva de 3 a 5 años.
DIU de Levonorgestrel
El DIU de levonorgestrel consiste en un DIU en forma de T que incorpora un depósito que garantiza la liberación de una pequeña dosis diaria de la hormona sintética levonorgestrel. Su eficacia es de 5 años.
Antiprogestágenos
Los Antiprogestágenos son un anticonceptivo que contrarresta la progesterona para evitar que el óvulo fecundado se implante. Se aplica como píldora postcoital.
Anticoncepción masculina
La escasa oferta anticonceptiva en el varón contrasta con el importante desarrollo de la anticoncepción en la mujer. Esto se justifica por varios motivos:
- Los métodos femeninos presentan una eficacia contrastada, ya que resulta más fácil bloquear la ovulación al ser un proceso cíclico.
- Los prejuicios ideológicos y culturales relacionados con la virilidad y la reproducción, o una menor capacidad para responsabilizarse de la prevención del embarazo.
- Algunos efectos secundarios que afectan a la libido y la erección.
- La dificultad para encontrar voluntarios para la experimentación clínica.
Los dos métodos más usados por el hombre para evitar la inseminación son el preservativo masculino y el coitus interruptus. Este método conlleva el riesgo de que la primera fracción de semen quede depositada en la vagina, o que en coitos sucesivos permita el paso de espermatozoides retenidos en la uretra o el glande.
Cuando la anticoncepción falla...
Un fallo en el método anticonceptivo utilizado pero no detectado a tiempo puede implicar la interrupción voluntaria del embarazo. La responsabilidad, la información y la gran variedad de métodos anticonceptivos al alcance de toda la población deberían permitir que sea cada vez menos necesario llegar al aborto.
Quiero ser madre. Si quieres quedarte embarazada...
Suprime el alcohol, el tabaco y otras drogas.
Cambia o adecua los fármacos potencialmente teratogénicos (con posibilidad de producir malformaciones en el feto).
Actualiza tus vacunaciones: (si es necesario) tétanos, rubéola, hepatitis B y varicela.
Realiza alguna actividad física y lleva una dieta adecuada.
Disminuye tu sobrepeso, si lo tienes.
Toma un suplemento con folatos con yodo, desde al menos un mes antes de la concepción.
Si te decides, planifícalo
Planificar un embarazo es la opción más segura para evitar complicaciones innecesarias e iniciar una gestación óptima. Ante el deseo de ser madre, la mujer debe acudir a su ginecólogo para someterse a la revisión ginecológica anual y para que el médico evalúe los diferentes factores que deben tenerse en cuenta en un embarazo:
- Historia familiar, genética y médica.
- Identificación de factores de riesgo.
- Nutrición, dieta y peso.
- Hábitos personales, deporte.
- Vacunaciones.
- Enfermedades crónicas.
- Enfermedades de transmisión sexual.
- Abortos previos.
Reproducción asistida
Infertilidad: tenemos un problema
La fecundación natural y espontánea no siempre es infalible. A veces ni siquiera es posible por motivos fisiológicos o médicos, o por razones de orientación sexual.
En nuestra sociedad, muchos factores ambientales y ligados con el estilo de vida afectan la capacidad reproductiva de mujeres y hombres, como la tendencia a retrasar el momento de tener hijos o el deterioro del semen por efecto de los tóxicos medioambientales. También son relevantes los distintos periodos fértiles del hombre y la mujer. Cuando una mujer, o una pareja, decide procrear y no lo consigue, afronta una nueva decisión: ¿reproducción asistida?
- Un deseo: la maternidad.
- Un problema: la infertilidad.
- Pruebas para un diagnóstico.
- Un tratamiento.
- Un proceso.
Lo primero: encontrar las causas del problema
Asumir la situación es indispensable para la pareja. En la primera visita deben explicarle al médico todos los detalles, cosa que no siempre es fácil. Pero, al otro lado, se van a encontrar con un gran apoyo: los expertos en reproducción asistida conocen las angustias de las parejas y saben cómo ayudarles a afrontarlas. Para empezar, el médico debe intentar discernir la posible causa de infertilidad. A la mujer se le encargan una serie de pruebas: un análisis de sangre para conocer su estado hormonal; una revisión de los ciclos menstruales para determinar si son regulares; una ecografía para comprobar el estado de los ovarios; y una radiografía de contraste para establecer la permeabilidad de las trompas.Al hombre se le practica un seminograma para estudiar la cantidad y calidad de los espermatozoides. En algunos casos, pueden proponerse otras pruebas complementarias, como la biopsia testicular, para estudiar cómo se forman los espermatozoides, o la meiosis en semen y el control FISH, que estudian sus cromosomas.
Las causas más frecuentes de infertilidad femenina y masculina son problemas de obstrucción de las trompas, deterioro del semen, trastornos de la ovulación y factores ligados al estilo de vida actual, como el aplazamiento de la maternidad. Un caso aparte es el de los “abortos de repetición”. Afectan a parejas que, por alteraciones cromosómicas o alguna causa genética, logran el embarazo pero sufren sucesivos abortos. Es precisamente en esta situación cuando la pareja necesita más apoyo psicológico y sensibilidad por parte de los profesionales. Pese a lo mucho que se investiga, todavía no es posible resolver el 100% de los casos.
La inseminación artificial
Consiste en depositar los espermatozoides con un catéter muy fino directamente en el útero de la mujer para que allí se produzca “espontáneamente” la fecundación. Previamente, debe llevarse a cabo un estricto control del ciclo que permita programar la inseminación justo en el momento exacto en que se produce la ovulación.
En algunos casos, cuando la producción de óvulos en la mujer no es suficiente, ésta debe someterse previamente a un proceso de estimulación ovárica. Una vez programada la inseminación, se recoge la muestra de semen del hombre o se prepara la del donante.
El banco de semen y los donantes
Se acude a un banco de semen cuando no existe el elemento masculino de la pareja o, si lo hay, cuando no se puede usar su semen. Los donantes se someten a un estudio médico exhaustivo para ser aceptados y sus muestras se congelan, tomando nota de sus parámetros físicos básicos.
Posteriormente, el proceso de selección y adjudicación es totalmente anónimo y lo realiza el equipo del banco de semen. Cuando existe pareja masculina, se programa una entrevista con él para escoger a un donante que tenga el mismo grupo sanguíneo y las mismas características físicas: raza, altura o talla, color de los ojos, piel, color del cabello… Si se trata de mujeres sin pareja masculina, sólo se tiene en cuenta que el grupo sanguíneo sea compatible. En el caso de donantes de ovocitos, de nuevo se tiene en cuenta el parecido físico con la mujer receptora.
La fecundación in vitro (FIV)
Normalmente, un ovario produce un óvulo al mes pero, cuando por causas de infertilidad esto no es así, o bien se va a practicar una fecundación in vitro, es necesario someter a la mujer a estimulación hormonal para que los ovarios produzcan más óvulos de los habituales.
La mujer debe tomar hormonas que preparan el endometrio para la implantación de los embriones o para la inseminación. Y debe inyectarse otro tipo de hormonas que provocarán que sus ovarios trabajen más. Este proceso lo realiza sola en casa y siempre a la misma hora. El médico irá controlando mediante ecografías el crecimiento de los folículos, las bolsas de las que surgen los óvulos.
Cuando los óvulos están maduros, se inyecta a la mujer, en un centro médico, la hormona que provocará la ovulación. Debe ser justo 36 horas antes de la punción en la que se extraerán todos los folículos. Esta pequeña intervención con sedación no necesita hospitalización pero sí reposo en casa.
El proceso de fecundación in vitro propicia el encuentro de los espermatozoides y el óvulo en el laboratorio.
Después de haber extraído los óvulos y recogido la muestra de semen, en el laboratorio se unen ambos en una cubeta esperando que se produzca la fecundación de la forma “habitual”.
Cuando el espermatozoide no fecunda al óvulo, se debe intervenir con la técnica de microinyección espermática. Ésta consiste en escoger un espermatozoide e introducirlo con una microaguja en el óvulo.
Unos dos días después, se han obtenido los embriones y están a punto para su implantación en el útero de la mujer. Este proceso se conoce como transferencia embrionaria ecoguiada y permite colocar uno o más embriones directamente en el útero, mediante control ecográfico. Se trata de un proceso delicado pero sencillo y no necesita sedación.
Sólo queda esperar a que alguno de los embriones transferidos se implante.
El desarrollo de la reproducción asistida ha dado lugar a algunas tecnologías derivadas:
- El diagnóstico genético pre-implantacional
El diagnóstico genético preimplantacional puede aplicarse en parejas portadoras de enfermedades genéticas con el fin de evitar la transmisión de la patología a su descendencia y en parejas estériles procedentes de programas de fecundación in vitro (FIV) o mujeres con historia de abortos recurrentes. - La congelación de embriones
Si tras el proceso de estimulación ovárica y fecundación in vitro no se implantan todos los embriones conseguidos, éstos se pueden congelar para futuros procesos de fecundación de la misma pareja o para donación. - La Criopreservación de tejido ovárico
Cuando existe un riesgo de esterilidad en la mujer por tratamientos de quimioterapia y radioterapia, es posible solicitar la congelación de parte de su tejido ovárico antes de iniciar el tratamiento. Esto le da opciones de recuperar la fertilidad una vez superada la enfermedad. - La Donación de ovocitos
Aunque es menos conocida que la donación de semen, existe también la donación de ovocitos. Supone una solución para las mujeres que no producen óvulos fértiles.
Para poder llevar a cabo esta técnica es muy importante concienciar al público en general para conseguir donantes. Para ser donante hay que cumplir una serie de características, por lo que previamente a iniciar el proceso se debe realizar una entrevista en la que se explica cómo funciona todo el proceso y se aclaran todas las dudas que se planteen. - La Maduración de ovocitos in Vitro
Esta técnica sustituye el tratamiento hormonal que provoca la estimulación ovárica de la mujer, ya que el proceso e maduración se realiza en el laboratorio, con ovocitos extraídos antes de madurar. Aunque esta técnica no es la óptima para todos los casos puede ser un tratamiento de gran interés para las mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos u otros trastornos endocrinos relacionados con la reproducción.