Lorena Rami es paciente de Dexeus Mujer y madre de dos hijas, Minerva y Mila. La segunda llegó después de tomar la decisión de ser madre en solitario y tras tres ciclos de Fecundación in vitro (FIV). Como muchas mujeres que han hecho este tratamiento, conoce muy bien los altibajos emocionales y las dificultades que, en muchos casos, conlleva. “El camino de la FIV es largo, y con muchas curvas, así que es fundamental ir bien preparada, a nivel físico y psicológico, y contar con los recursos necesarios, para poder tomar decisiones con libertad”, explica. Por ello, asegura que en muchos momentos le hubiera gustado contar con un buen libro que le sirviera de guía y de “compañero de viaje”. Esa idea y el hecho de ser especialista en neuropsicología le impulsó a escribirlo. En esta entrevista nos cuenta su experiencia y las estrategias que le ayudaron a llegar hasta el final.
¿Por qué es tan importante prepararse para una FIV? Porque se trata de un tratamiento muy demandante, algo de lo que no todo el mundo es consciente cuando empieza. Todas las embarazadas saben que deben cuidarse y que es fundamental hacer clases de preparación para el parto, pero en los tratamientos de reproducción muchas veces se empieza sin saber muy bien el impacto físico y psicológico que pueden tener, y luego, de pronto, te encuentras ante situaciones complejas y emociones que son difíciles de gestionar, y para entonces, ya vas tarde, porque ni te las esperabas ni te has preparado bien. De hecho, una parte importante de pacientes abandonan el tratamiento por razones emocionales y psicológicas.
¿Y qué estrategias propones para afrontar esas situaciones difíciles? Mi libro no pretende ni puede sustituir a la ayuda profesional de un psicólogo, si se necesita. Pero lo que sí explica es cómo introducir algunos cambios de hábitos y prepararse psicológicamente antes y durante el tratamiento, para sentirte mejor y con más energía y recursos para afrontar y superar los momentos difíciles que puedes vivir durante ese proceso, como puede ser una Beta negativa, la inseguridad del ¿habré hecho lo correcto?, la incertidumbre de no saber si al final vas a conseguir ser madre o las discrepancias con la pareja a la hora de tomar decisiones importantes.
¿Qué plan seguiste tú? Mi estrategia en cuanto a cambio de hábitos se puede resumir en lo que yo llamo “el método MIDAS”, que significa Movimiento, Introspección, Dieta saludable, Ahorro y Sueño reparador. Son una serie de hábitos saludables que refuerzan nuestro equilibrio físico y psicológico. Pero es evidente que no puedes cambiar tus hábitos de la noche al día, por lo que es importante trazar un plan de acción que nos permita hacer esa transición, para que poco a poco esas pautas formen parte de tu vida. Eso es lo que explico en mi libro, porque, sobre todo, lo que quería es que fuera muy práctico.
¿En qué se fundamenta tu estrategia? En estudios científicos que fui recopilando y demuestran los beneficios de todos esos hábitos durante un tratamiento de FIV. Cuando hablo de movimiento, me refiero a hacer ejercicio físico. En cuanto a la alimentación, se han demostrado las bondades de la dieta mediterránea sobre nuestra salud, así como el hecho de establecer un buen horario de comidas y un mínimo de ocho horas de sueño. La parte de introspección hace referencia a la meditación -que practico habitualmente- y que ayuda a encontrar un equilibrio psicológico y eliminar algunos pensamientos negativos que obstaculizan muchas veces nuestro camino en la FIV. En cuanto al ahorro, todos sabemos que estos tratamientos tienen un coste elevado y que suponen un esfuerzo y estrés importante para muchas personas que lo llevan a cabo, por lo que es importante gestionar bien nuestros recursos económicos para que no condicionen nuestras decisiones respecto a la maternidad, ya que muchas personas acaban dejando el tratamiento porque no pueden permitirse hacer más de dos o tres intentos.
¿Y cómo se gestiona el miedo al fracaso y la incertidumbre? El miedo al fracaso lo llevas en tu mochila desde el primer momento, porque es imposible tener la certeza de que vas a lograr ser madre, nadie puede garantizártelo. De ahí la ansiedad que muchas mujeres sienten y también la depresión que a veces genera un resultado negativo. Es muy complejo, por ello desde el principio hay que reforzar los sentimientos positivos: la ilusión, la convicción y la seguridad en ti misma.
Pero ahí también ayuda el apoyo de la familia, la pareja, los amigos… Sí, pero ese apoyo no siempre funciona, porque hay muchas personas que no comprenden tu deseo o tu empeño. Y eso hace que te sientas aún más insegura si no tienes la suficiente convicción, autonomía personal e independencia económica necesaria. Algunas parejas que empiezan el tratamiento parten de diferentes puntos de vista y eso puede dificultar algunos puntos del proceso. Si los dos van al unísono, entonces hay apoyo mutuo, pero si no van en el mismo barco, todo se complica más. Y con la familia o los amigos ocurre algo parecido. De hecho, aún hay mucho secretismo sobre este tema, y somos muchos los que no lo explicamos a nuestro círculo de confianza. Se dice que es para que no te hagan preguntas, pero en realidad a veces no se cuenta porque resulta incómodo, porque no hay aceptación plena (personal o externa) o porque implica hablar sobre problemas de infertilidad que para algunas personas sigue siendo un tema tabú.
En tu caso abordaste la FIV en solitario, ¿fue así más fácil o más difícil?
A veces me hubiera gustado compartir el proceso con alguien tan cercano como una pareja, pero hacerlo sola tiene alguna ventaja, sobre todo a la hora de tener que tomar algunas decisiones, pues si lo tienes claro, agiliza las cosas. En realidad, cuando las mujeres afrontan la maternidad en solitario hablan de ello de forma más abierta y con más naturalidad porque lo hacen desde una decisión meditada y porque es evidente que solas no pueden ser madres sin la ayuda médica. De hecho, cuando me dicen que mi segunda hija se parece a su padre les respondo que no lo sé, porque no tiene, ya que he realizado un tratamiento de reproducción asistida con donante, y me quedo tan ancha. No tengo nada que esconder y me siento muy orgullosa y satisfecha de haber tomado esa decisión.
¿Cuáles fueron los momentos más difíciles? Hubo dos momentos muy complicados. En mi primera FIV, cuando después de todo el proceso de diagnóstico genético preimplantacional me quedé sin embriones para transferir. Empezar de nuevo con otro tratamiento resultó muy complicado, pues implicaba mucho más esfuerzo personal y mucho más dinero. El segundo fue la beta negativa de mi primera transferencia. La beta espera sin duda es un momento muy estresante del tratamiento en el que se movilizan muchas emociones. Después de todo el esfuerzo, el resultado no fue bien y estuve bastante hundida durante unos días. Por un momento empecé a dudar de si sería capaz de conseguirlo. Pero mi convicción y mi instinto maternal me dieron la fuerza suficiente para continuar hasta el final.
¿Y los más felices o que nunca olvidarás? Los más felices fueron cuando me dijeron que contaba con dos embriones genéticamente sanos para ser transferidos. Yo sabía que eso me daba muchas posibilidades de embarazo. Me acuerdo que cuando me lo dijeron estuve llorando como una madalena durante 20 minutos. Hasta tres profesionales se acercaron porque pensaban que había entendido el resultado de la biopsia al revés. El segundo momentazo fue el resultado positivo de la beta. Mi sueño se había hecho realidad.
¿Qué es lo que te animó a llegar hasta el final? La convicción de que iba a conseguirlo. Nunca la dudé. Yo sabía que cuando saliera por la puerta del despacho del Dr. Coroleu no iba a salir sola, sino saldríamos yo y mi bebé juntos. Creo que la convicción es un gran motor para aguantar en este camino de la FIV. La ilusión y la motivación no pueden faltar nunca, son la energía que necesitamos para seguir caminando.
Con el libro quieres ayudar, pero ¿qué te ha aportado a ti escribirlo? La verdad es que nunca creí que acabaría escribiendo un libro. El Dr. Coroleu, que, además de mi médico, fue un gran apoyo personal durante todo el proceso, me animó a hacerlo, y lo que iba a ser un libro sencillo y breve se me fue de las manos y finalmente se convirtió en una guía completa para pacientes de FIV ¡de 400 páginas! Todas las siestas de mi hija y gran parte de mi tiempo libre de los últimos dos años lo he dedicado a este proyecto. Pero lo he hecho porque para mí la FIV ha sido una de las experiencias más duras que he vivido, que, afortunadamente, culminó con el nacimiento de mi segunda hija, y estoy muy agradecida a la vida por ello. De ahí que sintiera la necesidad de ayudar a que muchas otras mujeres y parejas pudieran llegar también a ese final maravilloso. Cada vez que vuelvo a Dexeus Mujer, siento una gran empatía por todas las que están viviendo justo ahora esa etapa, porque me veo a mí misma caminando por los pasillos, entrando o saliendo de la consulta… Si con este libro puedo ayudarles, de algún modo, a conseguir su objetivo, o simplemente a sentirse mejor, más fuertes o más seguras, todo el esfuerzo habrá valido la pena.
Una luchadora que quiere ayudar a otras mujeres
Lorena Rami es doctora en neuropsicología y se dedica a la investigación en neurociencias. Pese a que asegura que lo suyo es la ciencia, y no las letras, decidió que la forma más eficaz de ayudar a otras mujeres que estén en el proceso de una FIV era escribir un libro, y así surgió “La FIV que cambiará tu vida”, una guía en la que, además de recoger sus vivencias, comparte y explica las estrategias personales y psicológicas que utilizó para enfrentarse a su FIV, en especial en aquellos momentos que suelen generar más estrés, como la punción ovárica, la transferencia de los embriones o la beta espera. Su formación en ciencia y sus conocimientos sobre meditación y psicología hacen que su libro tenga un contenido riguroso y práctico, pero, al mismo tiempo, resulte intimista y muy sincero.