Si la maternidad no entra en tus planes a corto plazo, es probable que no te hayas planteado hacerte ninguna revisión. Y aun en el caso de que lo tengas en mente tampoco, a no ser que hayas tenido algún problema. Es normal, ya que la mayoría de las mujeres damos por hecho que somos fértiles desde el momento en el que nos viene la regla por primera vez. Pero tener la regla no es una garantía de que nuestro sistema reproductivo funciona bien. De hecho, la única manera de saberlo con certeza es hacerse un test de fertilidad, algo que nadie se plantea a no ser que se lo indique un experto.
Sin embargo, hay muchos factores que pueden comprometer la fertilidad –y que pueden pasar desapercibidos–, como la presencia de miomas, una malformación uterina, un problema de tiroides o desajustes hormonales, por citar algunos ejemplos. Por ello, aprovechando que junio es el mes de la fertilidad, te indicamos algunas situaciones en las que es conveniente visitar al ginecólogo para que nos haga un chequeo.
- Irregularidades menstruales. Tener ciclos irregulares no quiere decir que no puedas quedarte embarazada, pero hay que estudiar la causa. Una de ellas puede ser el síndrome del ovario poliquístico (SOP). Se trata de una disfunción ovárica que puede provocar alteraciones a nivel hormonal y metabólico. La causa no se conoce exactamente, aunque se cree que puede haber una cierta predisposición genética. El tratamiento siempre ha de ser individualizado. En general, la primera opción para controlar el SOP es introducir una serie de pautas en el estilo de vida (control del peso, práctica regular de ejercicio, reducción de la ingesta de azúcar, etc.) Muchas veces, esas medidas junto con un seguimiento de control médico pueden ser suficientes. Si no es así, entonces puede estar indicado un tratamiento médico por lo cual sería recomendable consultar.
- Sentir cansancio generalizado o tener síntomas de hiperactividad. Son síntomas que pueden indicar alteraciones en la glándula tiroides. La función de la glándula tiroidea es controlar el metabolismo. Los problemas de tiroides se dividen en dos grupos principales: hipotiroidismo e hipertiroidismo. El primero se produce cuando la glándula tiroides no produce la cantidad suficiente de hormonas tiroideas para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esto provoca que el metabolismo sea más lento. En el hipertiroidismo, en cambio, la glándula tiroides produce cantidades excesivas de hormonas tiroideas y provoca que el metabolismo se acelere. Estas alteraciones son frecuentes en mujeres jóvenes de entre 25 a 45 años y pueden afectar a la fertilidad, ya que las hormonas tiroideas interactúan con las hormonas sexuales femeninas – los estrógenos y la progesterona- para mantener el normal funcionamiento de los ovarios y la maduración de los óvulos. Pero no te preocupes porque lo importante es hacer el diagnóstico, ya que se puede controlar con medicación.
- Reglas dolorosas. Si tus reglas son dolorosas es importante que informes a tu ginecólogo, ya que pueden indicar la presencia de un mioma u otros problemas uterinos, como quistes ováricos. También pueden ser un síntoma de endometriosis, una enfermedad benigna que se produce cuando el tejido endometrial crece fuera del útero. Se calcula que un 50% de las mujeres que tienen endometriosis pueden tener problemas de fertilidad. En todos estos casos es fundamental hacer un diagnóstico lo antes posible para iniciar el tratamiento y, de paso informarte de qué opciones tienes en el caso de que desees ser madre.
- Antecedentes de enfermedades hereditarias o problemas de infertilidad en la familia. Existen alteraciones genéticas que dan lugar a enfermedades hereditarias. El problema es que estas no siempre se manifiestan, pero pueden dificultar un embarazo, especialmente cuando tanto tú como tu pareja sois portadores de la misma alteración, un hecho que puede dar lugar a abortos repetitivos. Por ello, si en tu familia o en la de tu pareja hay antecedentes de abortos repetitivos, problemas de infertilidad, o de nacimientos de niños con algún defecto genético, es importante que consultes a un experto. En nuestro centro contamos con una Unidad de Genética que ofrece asesoramiento.
- Llevar más de 6 meses buscando un embarazo sin éxito. En general, si ya has cumplido los 35 años y llevas más de 6 meses buscando un embarazo, es recomendable que consultes a un especialista para que te haga un chequeo (a ti y a tu pareja, porque en más de un 50% de los casos la causa de infertilidad es un problema masculino). Si eres más joven, ese plazo se puede alargar a los 12 meses, ya que quedarse embarazada a la primera no es algo tan fácil. De hecho, comparada con otras del reino animal, nuestra especie es una de las que peor se reproduce, como ya explicamos en un post anterior. Cada mes, en las condiciones ideales, una pareja joven, fértil y sana que mantenga relaciones sexuales tiene, como máximo, un 20% de posibilidades de lograr un embarazo viable, así que hay que darse un cierto margen. Pero, pasado ese plazo, es importante consultar.