Si echas un vistazo en Internet encontrarás un montón de artículos sobre este tema. La mayoría ofrecen una lista de ‘superalimentos’ y suplementos que, en teoría, favorecen la función reproductora. Otros, en cambio, indican lo que debes evitar: café, carbohidratos refinados, edulcorantes, grasas saturadas… Pero ¿hasta qué punto estos productos pueden afectar al sistema reproductivo? Y ¿existen alimentos que, realmente, aumentan las posibilidades de lograr un embarazo?
Responder a estas preguntas no es nada fácil, ya que, aunque se ha comprobado que un estilo de vida saludable y, por tanto, la dieta, puede contribuir a mejorar nuestra salud de forma global, la fertilidad depende de un conjunto muy diversos de factores –genéticos, hormonales, físicos, emocionales…– y puede verse comprometida por múltiples causas. Así que, a no ser que se haya identificado un problema funcional concreto, en la mayoría de los casos no podemos establecer una relación directa de causa-efecto. De todos modos, en este post hemos decidido hacer un repaso de algunos de los mitos que circulan sobre este tema, para ver qué hay de cierto y de falso en todo lo que se dice y hasta qué punto ciertas recomendaciones son útiles y otras, no. Para ello hemos pedido a la Dra. Beatriz Álvaro, referente en Endocrinología Ginecológica y a Xus Murciano, responsable de la Unidad de Nutrición que nos echen una mano. ¿Preparada?
Vegetales de hoja verde: ¿por qué se aconsejan? Porque son ricos en folatos o ácido fólico, una vitamina del grupo B que ayuda a prevenir la aparición de malformaciones fetales. Pero para garantizar la dosis que se necesita en estos casos, hay que tomarlo en forma de suplementos y empezar a hacerlo al menos un mes antes de la gestación (y prolongar su toma durante los tres primeros meses de embarazo). Así que si estás pensando en ser mamá… ¡debes empezar ya!
Maca: ¿elixir de fertilidad? La maca es un reconstituyente energético, a la que se le han atribuido propiedades afrodisíacas y antidepresivas, pero no ejerce ninguna actividad reguladora a nivel hormonal.
Hay que lavar y secar bien las frutas y verduras antes de consumirlas. Sí, ya que pueden contener sustancias químicas derivadas de abonos o pesticidas que actúan como disruptores endocrinos. De hecho, se ha demostrado que pueden afectar al crecimiento y a la reproducción de algunos seres vivos. Pero, ¡tranquila!, porque en los seres humanos y en las dosis en que podemos ingerirlos su efecto no es tan radical.
Aceite de onagra: ¿otro mito infundado? Contiene ácidos grasos esenciales –se denominan así porque intervienen en muchas funciones importantes, pero nuestro cuerpo no puede fabricarlos–. No se ha demostrado que su ingesta potencie la fertilidad. Además, están presentes de forma natural en muchos alimentos, como el pescado azul, nueces, aguacate, almendras, germen de trigo y en las semillas de chía.
Cereales de grano entero, mejor que refinados. Sí, porque al tomar el grano entero aumenta su aporte de hierro, fibra y vitaminas del grupo B, que son esenciales para la salud. Además, evitan los picos de insulina (para combatir el aumento de azúcar en sangre) que provoca el consumo de pan blanco, pasta y cereales refinados.
Proteínas vegetales: ¿preferibles a las de origen animal? Las proteínas son un grupo de alimentos que debe estar presentes en tu dieta diaria. Las de origen animal son tan recomendables como las de origen vegetal, pero la carne roja es rica en grasas saturadas, por eso se aconseja tomar mejor carne blanca (pollo, pavo), pescado y proteínas de origen vegetal (presentes en legumbres y frutos secos, por ejemplo)
Cafeína: ¿hay que evitarla? La mejor forma de hidratarte es beber agua. Si eres muy cafetera, puedes tomar café, pero sin abusar ¿eh? Olvídate de los refrescos y de los zumos industriales, que contienen mucho azúcar y calorías vacías. Y, por supuesto, nada de bebidas de cola, aunque sea en formato light.
Pescado azul y aceite de oliva virgen extra. Sí, ya que aportan grasas saludables que combaten la inflamación y aumentan la receptividad de nuestro organismo a la insulina, dos factores que favorecen la fertilidad. Pero ojo, porque algunas especies poseen un nivel alto de mercurio, que tiene un efecto tóxico. Así que evita el consumo de pescados de gran tamaño, como el atún, el pez espada y el emperador.
Lácteos ¿sí o no? Pues sí, porque son una buena fuente de calcio y vitamina D, dos elementos fundamentales, para el desarrollo del futuro bebé. Además, y según las indicaciones de la Harvard Medical School, si estás pensando en ser madre es mejor que la tomes entera: un vaso al día o un yogur es suficiente. Los yogures siempre naturales y sin azúcar (contienen menos azúcares que los que llevan trocitos de fruta).
Hierro ¿por qué es esencial? Las mujeres embarazadas necesitan el doble de hierro, por eso es importante que tu dieta incluya un buen aporte. Por este motivo, y para evitar posibles déficits, siempre se aconseja tomar un complejo polivitamínico que incluya este y otros minerales, antes y durante la gestación. Son buenas fuentes las lentejas, la remolacha, la calabaza, los tomates, las espinacas, los vegetales de hoja verde, las almejas, las carnes y los cereales integrales.
Intolerancia al gluten: ¿puede influir? Sí, ya que la celiaquía puede generar problemas de malnutrición y de absorción de ciertos nutrientes y afectar al funcionamiento del sistema hormonal. Por eso, si hay alimentos que no te sientan bien o estás intentando quedarte embarazada y no lo consigues, es aconsejable visitar a un experto en este tema para que compruebe si existe este problema o pueda descartarlo.
En fin, hay que decir que ninguna de estas recomendaciones garantiza que vayas a quedarte embarazada. Pero es evidente que tu salud mejorará y que es un buen punto de partida para lograr el desarrollo de un embarazo sano. Además, si estás pensando en ser mamá, es un momento fantástico para mejorar tu dieta. Así que, ¿a qué estás esperando…?
Y si tienes dudas o quieres ampliar la información, ¡envíanos un comentario!