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¿Cuándo se es ‘demasiado mayor’ para ser madre?

Desde hace unos años ya no nos sorprenden -o nos sorprenden algo menos- las noticias de mujeres que han dado a luz a sus hijos pasados los 45 o más. Briggite Nielsen, Janet Jackson, Cameron Díaz, Naomi Campbell o Halle Berry son algunos ejemplos. En España, la maternidad de famosas como Anne Igartiburu, Sofía Mazagatos o Anna Rosa Quintana ha sido noticia de portada en la prensa del corazón.

Se trata de un fenómeno cada vez más frecuente, que no solo atañe a las celebrities. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en la UE y en los últimos 20 años el porcentaje de las mujeres que son madres cumplidos los 40 se ha duplicado, y España se encuentra entre los países europeos que registran una proporción más alta: en el 2022 ya representaban un 11% del total de los nacimientos.

Por lo tanto, el retraso de la maternidad se ha convertido casi en una ‘normalidad’, y se acepta como si lo fuera. Aunque biológicamente no lo sea ya que es evidente, o al menos se presupone, que a partir de los 45 años la mayoría lo han logrado con la ayuda de las técnicas de reproducción asistida. La razón es que la capacidad reproductiva de la mujer empieza a descender de forma progresiva y acelerada a partir de los 35 años.

Según las estadísticas, a los 40 años la posibilidad de conseguir un embarazo de forma natural se sitúa por debajo del 5%; a los 42 es inferior a un 2% y más allá no llega ni al 1%. Además, en el caso de conseguirlo, hay un riesgo más alto de aborto y de que el bebé presente anomalías cromosómicas. La razón es que se trata de una etapa vital de bajo rendimiento reproductivo. Los óvulos son de menos calidad, hay menos cantidad y es más frecuente que se produzcan errores en los procesos de división y multiplicación celular durante el desarrollo embrionario. De hecho, a partir de los 39-40 años más de la mitad de los embriones pueden presentar alteraciones cromosómicas. Por ello en estos casos se aconseja realizar un estudio específico de anomalías cromosómicas.

Sin embargo, actualmente la mayoría de las mujeres de esa edad se sienten “jóvenes” física y mentalmente y consideran que están en un buen momento personal para afrontar la maternidad. Este hecho sumado a otros motivos de tipo social, profesional y económico ha favorecido que el número de mujeres que toman la decisión de ser madres a una edad avanzada haya ido en aumento y es probable que en los próximos años siga creciendo.

Esta realidad supone un reto, sobre todo si tenemos en cuenta que muchas mujeres creen, erróneamente, que con ayuda médica no van a tener problemas para ser madres a los 40 o incluso unos cuantos años más tarde. A los 40 no solo es más difícil lograr un embarazo, aunque se cuente con el apoyo de la reproducción asistida, sino que también aumenta el riesgo de aborto y de que surjan complicaciones durante la gestación y en el parto. Así que la pregunta es ¿hasta qué punto es viable retrasar la maternidad?  Y ¿a partir de qué edad hay que establecer un límite?

A nivel médico, aunque no haya ninguna normativa que imponga una edad, existe un consenso a escala internacional entre las diferentes sociedades científicas en que el límite está en los 50 años, tanto por los riesgos que comporta para la madre como para el bebé.

No obstante, el límite real más que la edad de la madre es la edad de los óvulos y, evidentemente su calidad.  “La calidad de los óvulos empeora con la edad. Por ello las mujeres que se quedan embarazadas en edades avanzadas lo consiguen a través de tratamientos de ovodonación (donación de ovocitos), o bien gracias a haber preservado previamente sus propios óvulos antes de que pierdan calidad” explica la Dra. Pilar Prats, directora d’I+D + i de Obstetricia Clínica de Dexeus Mujer.

En resumen: lo más importante es que las mujeres estén bien informadas sobre cuál es la edad idónea para tener hijos, cuándo empieza a declinar la fertilidad femenina y cuáles sus posibilidades reales de ser madres. Para ello es fundamental pedir al ginecólogo una valoración de la reserva ovárica cuando se es joven (entre los 25 y los 30 años). Es una prueba muy sencilla, que se puede hacer durante la revisión de control anual.

También es importante que si no logran concebir de forma natural pasados 10-12 meses (si tienen menos de 35 años) o 6 meses (si tienen más de 35) acudan a un experto en reproducción asistida para que haga una valoración. A partir de esa edad, el tiempo es otro factor clave.

Por último, si deben posponer la maternidad, por los motivos que sean, que sepan que es aconsejable preservar los óvulos antes de los 35 años, con el fin de obtener óvulos de mayor calidad y con un mejor potencial reproductivo.