Si tienes embriones congelados, seguro que te gustaría poder observar por una mirilla cómo se cuidan en los laboratorios: dónde se guardan, cómo se manipulan, qué sistemas se utilizan para identificarlos y conservarlos, o cómo se descongelan cuando llega el momento de utilizarlos ¿verdad? Es normal. Son el resultado de mucho trabajo y esfuerzo, por no hablar de todas las esperanzas e ilusiones que depositamos en ellos.
Además, es un material biológico muy sensible, por lo que ocuparse de algo tan valioso es una gran responsabilidad. Los embriólogos lo saben, y de hecho en los laboratorios de Criopreservación se establecen turnos y guardias, como hacen los médicos en los hospitales, por lo que en vacaciones y festivos siempre hay alguien “que los cuida”.
En nuestro centro, además, contamos con un sistema de gestión automatizado que controla permanentemente –durante 24h y los 365 días del año– las condiciones de los tanques criogénicos y la sala en la que se encuentran, por lo que están tan bien vigilados como los cuadros más preciados del Museo del Louvre, y no es broma. Así que ¡puedes estar tranquila!
Si quieres saber más, en este post, Miquel Solé, responsable del Laboratorio de Criopreservación de Dexeus Mujer, explica algunas curiosidades.
¿Cuánto miden y qué espacio ocupa un embrión? Un embrión ocupa un espacio muy, muy pequeñito. Mide menos de 1mm de diámetro. Tampoco puede sobrevivir más de 7 días en cultivo, por ello es necesario criopreservarlos para conservarlos. La criopreservación es un proceso que consiste en enfriar y almacenar células, tejidos u órganos a temperaturas muy bajas con el fin de guardarlos para su uso en el futuro.
¿Cómo se manipulan? Tras la criopreservación los embriones no se tocan y quedan almacenados en tanques criogénicos hasta su utilización.
¿Congelarlos es peligroso? No. Aunque parezca algo muy complejo, con las técnicas que se utilizan actualmente, la mayoría de los embriones criopreservados sobreviven a la descongelación (>95%) conservando su viabilidad como si no hubiesen pasado por este proceso.
¿Cómo se congelan? Para congelarlos se utiliza una técnica ultrarrápida, que se llama vitrificación. Se exponen a una solución crioprotectora que los protege del descenso de temperatura, evitando la formación de hielo. Tras este paso previo, los embriones se sumergen directamente en nitrógeno líquido.
¿Dónde se guardan? Tras la inmersión en nitrógeno líquido, los soportes con los embriones criopreservados se introducen en el interior de un tubo cilíndrico alargado que “será su hogar” mientras se mantengan congelados. Estos cilindros que contienen los embriones se denominan pajuelas y se colocan en una ubicación predeterminada dentro de unos contenedores circulares de acero sumergidos en nitrógeno líquido, para mantener los embriones a temperaturas inferiores a -180 ºC. En cada uno de estos contenedores caben miles de ellos… ¡hasta 10.000 embriones!
¿Los embriones tienen “su propia habitación”, como en un hotel? Sí. Los tanques de nitrógeno contienen en su interior diversos compartimentos y cada pajuela se coloca en un lugar determinado, como si tuvieran reservada una plaza de parking. Así que resulta muy fácil localizarlos. En el momento de situar los embriones en el tanque son dos biólogos los que controlan su nueva ubicación.
Todos los embriones “hermanos” ¿están juntos? Sí, siempre se ubican juntos físicamente, lo que facilita su localización posterior.
¿Cómo se registran para evitar errores de confusión? Las pajuelas se identifican con el nombre y apellidos de la paciente y también con un código de barras que la identifica e indica el ciclo de FIV correspondiente. Además, las ubicaciones de los embriones se almacenan en dos fuentes digitales distintas, para mayor seguridad.
Mientras están congelados: se puede decir que están ¿como “dormidos”? En realidad, más que un letargo la vitrificación los inactiva, en un estado que impide su desarrollo y también que se deterioren. Es como si se parara el tiempo para ellos.
¿Cuánto tiempo se pueden conservar congelados? Se pueden conservar durante muchos años. De hecho, se han descongelado embriones que llevaban más de 10 años vitrificados que han dado lugar a embarazos y al nacimiento de bebés completamente sanos. De hecho, hasta la fecha no se ha podido determinar un límite de tiempo hasta el que puedan permanecer criopreservados para su uso posterior.
¿Y si algo va mal, cómo se detecta?
En nuestro centro contamos de un sistema de gestión y control de los tanques que permite su llenado de forma automática. Además, ante cualquier error o desvío de los parámetros marcados -condiciones de presión, temperatura, etc- generan alarmas que son enviadas inmediatamente a los diferentes responsables de los laboratorios y a los responsables de Seguridad del Hospital. Estas alarmas no dejan de enviar mensajes a los destinatarios hasta que el error es solventado.
¿Cómo se actúa en esos casos?
Siempre está disponible y pendiente del estado de la Sala Criogénica un biólogo para poder acudir al centro ante cualquier situación anómala, existiendo el margen suficiente de tiempo para que no se produzca ningún cambio en las condiciones del almacenamiento de los embriones.
¿Cómo se descongelan para su transferencia?
Para descongelarlos se realiza justo el proceso inverso al de vitrificación: se sumergen directamente en una solución a 37 ºC pasándolos seguidamente por unas soluciones que facilitan su rehidratación. Tras breves minutos en estas soluciones, los embriones se cultivan de nuevo en los incubadores hasta su transferencia al útero materno.