No es la primera vez que escuchamos que una persona está en una relación tóxica o leemos información sobre este tipo de vínculos. Pero, ¿cómo distinguir entre las relaciones que nos hacen crecer y aquellas que no? En este post, la responsable de nuestra Unidad de Psicología, Sandra G. Lumbreras, ¡nos descubre las claves!
¿Qué es una relación tóxica?
Una relación tóxica se caracteriza por ser destructiva y poco saludable, generando daño o malestar a una de las partes, e incluso a ambas.
Las relaciones tóxicas no solo se dan en las relaciones de pareja, también pueden aparecer entre miembros de la misma familia, entre amigos, compañeros de trabajo… y en ellas también hay cariño y afecto lo que hace que sea muy difícil romper con ellas.
Es importante destacar que las relaciones tóxicas no son de la noche a la mañana, es decir, suele ser un comportamiento progresivo (de ahí que la gente ya esté “enganchada”). También algunas de estas ‘personas tóxicas’ reconocen sus fallos o incluso piden perdón, pero acaban repitiendo una y otra vez los mismos comportamientos.
¿Cómo identificarla?
- Sientes que no haces nada bien. Te has acostumbrado a enfrentar burlas y humillaciones por parte de la otra persona, sintiendo que no cumples con las expectativas.
- Tienes la sensación de que todo gira en torno a la otra persona. Tienes puesto el foco en la otra persona en vez de ponerlo sobre ti y terminas cediendo y aceptando todo lo que la otra parte piensa.
- No te muestras 100% natural. No te sientes libre para decir lo que piensas ni actuar como tú realmente eres. Te cohíbes. Llegará un momento en el que no te reconozcas, porque estas creando un reflejo de lo que a la otra persona le gusta o cree que le gusta.
- Te sientes estancada. Cuando has tenido ganas de retomar antiguos estudios o empezar nuevos hobbies, la otra persona no se ilusiona o le molesta. Incluso no te apoya en esta decisión y puede llegar a insistir para que abandones esa actividad.
- Te sientes que eres propiedad de alguien. La otra persona expresa su molestia de manera directa, incluso llega al extremo de prohibirte socializar con otras personas, ya sean amigos o familiares. Da la impresión de que solo puedes estar con él o ella.
- Te invade la energía y pensamientos negativos. A lo largo de tu vida, notas cómo la energía con la que te levantas, tu entusiasmo y optimismo, van disminuyendo gradualmente. Se siente como si esa persona te dejara sin batería y sin fuerzas.
Si te identificas con alguna de estas situaciones, busca ayuda a tu alrededor. No te avergüences, no eres tú la culpable o la que has provocado que el otro se comporte así. Prioriza tu bienestar y construye relaciones sanas que te impulsen hacia el crecimiento. Y recuerda, quien te quiere de verdad, no te hace daño.