Cómo probablemente habrás comprobado, el deseo sexual experimenta altibajos. Hay periodos en los que está disparado y otros en los que baja la motivación y la predisposición. Y no depende solo de si eres más o menos joven ni de si estás iniciando una nueva relación o llevas ya unos cuantos años con tu pareja, sino de los cambios hormonales, las circunstancias personales y el momento vital.

Para entender mejor estas fluctuaciones desde el punto de vista estrictamente fisiológico, –la parte personal y psicológica depende de cada persona–, es importante saber qué hormonas intervienen en el deseo sexual y cómo actúan. En la mujer son los estrógenos y la testosterona. Los estrógenos hacen de mediadores en cambios fisiológicos, como la congestión vaginal y la lubricación. La testosterona, que también producen los ovarios femeninos, promueve el deseo y la excitación.

Las mujeres jóvenes tienen una mayor cantidad de estas hormonas, por ello suelen tener un deseo sexual más intenso. Aunque la experiencia también aumenta el deseo, por lo que este no tiene por qué disminuir con los años. Asimismo, durante el embarazo es habitual que aumente por el incremento en la producción de estrógenos y progesterona. Y en el postparto suele ocurrir lo contrario, porque se segrega prolactina, la hormona de la lactancia, que reduce la libido. A ello se suma el estrés, el cansancio, los reajustes de horarios y la falta de sueño que conlleva la maternidad en los primeros meses, que no ayudan, claro.

En general cuando se produce un descenso en el nivel de estrógenos el deseo sexual puede verse alterado. Además, este descenso provoca cambios fisiológicos nivel genital que pueden afectar a la actividad sexual y a las relaciones de pareja: pérdida de tono, elasticidad y sequedad en la zona vaginal, dificultad para excitarse, problemas de lubricación, molestias en el área vulvar, dolor con la penetración, etc. Son cambios que también pueden experimentar las mujeres que sufren un fallo ovárico precoz o menopausia precoz a causa de un cáncer y/o su tratamiento. Si estás atravesando alguna de estas etapas, es importante que conozcas todos estos cambios, para que no te pillen por sorpresa. A continuación, la Dra. Antonella de Ponte, ginecóloga de Dexeus Mujer ofrece algunas recomendaciones útiles.

En el posparto

En general, la recuperación postparto es una etapa de altibajos, físicos y emocionales, Tras el embarazo, con niveles elevados de hormonas, pasamos a una etapa de supresión hormonal y desgaste físico, tanto por el esfuerzo que supone para el cuerpo el parto (sea vaginal o cesárea), como por el inicio de la lactancia materna, y con ella la subida de los niveles de prolactina y oxitocina. “La caída de los niveles de estrógenos conlleva además sequedad vaginal, es una etapa de recuperación física y de cambios en la imagen corporal. Las cicatrices de cesárea o del parto requieren recuperación y adaptación a ellas, y hay también un cambio en la concepción de la pareja, ahora como padres”, explica la Dra. de Ponte.

Recomendaciones: Darse el tiempo adecuado para recuperarse. No hay un limite o una cantidad de meses en los que se supone que debes estar lista. Escucha a tu cuerpo, acude a una visita postparto donde pueden valorar la recuperación y el estado de tu suelo pélvico, la evolución de tus cicatrices y la evolución de la lactancia, si das el pecho. También se puede cambiar la dinámica sexual de la pareja, explorar otras vías de erotismo e intimidad y adaptarse a los nuevos horarios y a la falta de tiempo: valorar más la calidad más de cantidad. Mantener una buena comunicación entre ambos y expresar lo que te preocupa también ayuda. Y si crees que necesitas asesoramiento o apoyo, pide ayuda.

Perimenopausia y menopausia

En la etapa de la menopausia y para contrarrestar los efectos de la bajada de estrógenos y progesterona existen muchas medidas terapéuticas. Pero es importante que te asesores bien sobre cuáles pueden ser útiles en tu caso, ya que no todas valen. Elegir las estrategias individualizadas suele mejorar la respuesta.

Recomendaciones: Inicialmente introducir algunos cambios en el estilo de vida, básicamente nutrición y actividad física, suelen ayudar. Se aconseja una alimentación antiinflamatoria, baja en harinas y azucares refinados, evitar los alimentos procesados, embutidos, las grasas saturadas y la sal en exceso, y hacer ejercicio moderado de forma habitual. Hay que eliminar tóxicos, alcohol y tabaco y priorizar la salud mental y emocional, ya que es frecuente que los cambios hormonales ocasionen sentimientos de ansiedad y depresión.
La terapia hormonal sustitutiva puede ayudar a contrarrestar estos efectos, pero no está indicada en todos los casos. También se puede aplicar solo a nivel vaginal para tratar los problemas de sequedad vaginal. Existen propuestas libres de hormonas y otras terapias para el tratamiento de los síntomas de la menopausia y la incontinencia urinaria, como lo son el láser, la silla de electromagnetismo, la aplicación de ácido hialurónico y plasma rico en plaquetas”, explica la Dra. Antonella De Ponte.

Tras un cáncer, cirugía mamaria o intervención quirúrgica que comporte la extirpación del útero o de los ovarios

Si estás atravesando esta etapa, es importante estar preparada para los cambios que surgirán, y que forman parte del proceso de recuperación y adaptación. Los tratamientos para el cáncer de mama pueden tener un impacto sobre la imagen y la propia autoestima. Además, la enfermedad también afecta a los mecanismos biológicos de los órganos implicados en la respuesta sexual, y a ello se suma el desgaste físico que conlleva la patología (astenia, cansancio, incapacidad para realizar algunas posturas, etc.). Son efectos muy frecuentes que provocan los medicamentos y tratamientos utilizados.

Recomendaciones: En estos casos es importante darse tiempo y también informar al ginecólogo/a para que nos indique cuándo podemos estar preparadas físicamente. Si tienes pareja, es importante que él tenga información sobre el proceso. La comunicación y promover la intimidad a través del placer y la unión adaptándose a las necesidades del otro son parte de la clave para superar esta etapa.