El amor no tiene edad, estamos de acuerdo. Pero en cuestión de sexo, la edad sí que importa. Eso no quiere decir que a partir de los 50 o 60 no podamos tener una vida sexual activa e incluso vernos implicados en algún que otro lío inesperado, como ejemplifican Meryl Streep o Diane Keaton en las comedias “No es tan fácil” o “Cuando menos te lo esperas” que abordan precisamente ese tema. Dos películas que, sin embargo, no escapan de los típicos tópicos: viagra e infarto masculino por el “sobreesfuerzo”.
Tópicos aparte, y aunque nos encontremos bien de salud, hay que reconocer que el paso de los años comporta cambios físicos y hormonales que pueden pasarnos alguna “factura”. De entrada, muchos hombres presentan problemas de próstata y, en algunos casos, disfunción eréctil. Y aunque a algunos les cueste reconocerlo, su rendimiento sexual empieza a disminuir progresivamente a partir de los 50 (e incluso antes).
En las mujeres, el descenso en el nivel de estrógenos que se inicia en la menopausia disminuye el deseo, y puede provocar sequedad y adelgazamiento de la pared vaginal. Además, los estrógenos también influyen en las condiciones de humedad, el pH, el flujo y la circulación sanguínea de la vagina. Por lo que su déficit puede provocar algunas alteraciones, como irritación, picores, dolor con la penetración y tirantez. Además, con la edad también se pierde tono muscular, firmeza y elasticidad (en general… ¡y en las zonas íntimas…!)
Según explica la Dra. Alicia Úbeda, jefe del Servicio de Ginecología de Salud de la Mujer Dexeus, “todos estos problemas son normales y más frecuentes de lo que creemos –se calcula que afectan a dos de cada tres mujeres– pero no siempre se consultan al ginecólogo”. Un error, porque “existen tratamientos específicos que pueden ayudar a mejorar esos síntomas”, añade.
En la menopausia, los tratamientos hormonales pueden ser una buena opción. Pero su administración y prescripción no puede hacerse de forma generalizada. Además, no todas las mujeres los toleran y en algunos casos, como ocurre con las pacientes oncológicas que han tenido algún tipo de cáncer hormonodependiente (de ovario, mama, útero…) están contraindicados.
Una alternativa para mejorar la elasticidad del suelo pélvico es recurrir a la fisioterapia, que es fantástica para reforzar y mantener en buena forma la musculatura la zona del periné, y utilizar crema hidratantes o lubricantes específicas. Sin embargo, cuando, además de esos síntomas, la zona vulvar y vaginal presenta problemas de atrofia se recomienda realizar otro tipo de tratamientos, como la aplicación de ácido hialurónico local o del láser. Ambos tratamientos favorecen la regeneración de la piel de la zona genital y pueden ayudar a ganar tono muscular y a combatir muchos de los síntomas que hemos comentado.
El ácido hialurónico se encuentra de manera natural en nuestro organismo y forma parte de numerosos tejidos como los cartílagos o la propia piel. Se caracteriza por tener una gran capacidad para atraer y retener el agua, por lo que aporta una gran dosis de hidratación a la piel, además de darle un aspecto más terso. Hay muchos productos cosméticos y suplementos que lo incluyen, pero recientemente se ha desarrollado un producto específico para la zona vulvar, que se aplica en la parte más externa mediante una inyección subcutánea.
En cuanto al láser, se aplica a lo largo de toda la vagina. Gracias a pequeños microimpactos y según el programa aplicado, tiene dos acciones: favorecer la aparición de nuevo colágeno (que devolverá a la vagina su elasticidad y lubricación), o bien un mayor tono muscular, para corregir incontinencias o pérdidas de orina leves o moderadas. El efecto se puede notar a partir de las dos semanas siguientes, aunque a veces puede tardar un poco más (uno o dos meses) y suele desaparecer alrededor del año. “Ambos tratamientos se realizan en el propio consultorio bajo anestesia local, son mínimamente molestos y puedes salir por tu propio pie, aunque durante la primera semana debes evitar tener relaciones sexuales y practicar deportes de impacto en la zona genital”, puntualiza la Dra. Úbeda.
¿Sorprendida? Son novedades que muchas mujeres desconocen, pero que pueden ser de ayuda para mejorar la vida sexual y mitigar las molestias que a veces acompañan a la menopausia. Así que si te encuentras justo en esta etapa, y quieres mejorar tu vida sexual, no tengas reparos y comenta el tema abiertamente con tu ginecólogo.