Desde hace unos años, hablar de menopausia no solo es “tendencia”, sino que ahora se hace de forma abierta y sin tapujos. La presencia de muchas expertas e influencers en las redes sociales ha ayudado a darle visibilidad y a eliminar el tabú. Pero sigue faltando información y más especialistas, así como Unidades específicas que ofrezcan una atención integral, en las que se puedan abordar todos los cambios que conlleva esta etapa: físicos, hormonales, de salud sexual y, también, anímicos.
Este último apartado –la salud mental y emocional– es algo que a lo que a menudo se da menos valor, pero que hay que tener presente, porque el descenso de estrógenos puede provocar altibajos emocionales, una mayor irritabilidad o sintomatología depresiva. Además, a nivel social la menopausia se asocia al envejecimiento y a un empeoramiento físico. Asimismo, el descenso de estrógenos afecta a muchas funciones del organismo y también puede provocar trastornos del sueño, un mayor cansancio, lapsus de memoria, dificultades de concentración y alteraciones a nivel fisiológico que pueden afectar a nuestra vida sexual y a las relaciones de pareja, lo que repercute en nuestra actividad diaria y la calidad de vida.
“Para la mujer es un momento vital muy importante, en el que se plantea de nuevo sus prioridades y también cómo va a vivir esta nueva etapa de su vida, en la que sobre todo quiere reivindicar su derecho a disfrutarla y a sentirse bien a todos los niveles. Por ello, aunque no todas experimentan cambios de humor ni tienen problemas anímicos, es importante saber que puede ocurrir y que muchos de estos problemas se pueden tratar y mitigar», explica Sandra García Lumbreras, responsable de la Unidad de Psicología de Dexeus Mujer.
El 18 de octubre se celebra el Día Internacional de la Menopausia. Su objetivo es visibilizar esa etapa y concienciar a las mujeres para que se informen mejor, conozcan los síntomas que anuncian su llegada, los cambios que conlleva, los tratamientos que pueden ser útiles (que los hay) y el estilo de vida que se debe adoptar para prevenir y minimizar sus posibles efectos negativos. Pero no todo son malas noticias, también es un buen momento para reencontrarse con una misma y potenciar el autocuidado y el bienestar personal. “Es verdad que a menudo coincide con el cuidado de los padres, que requieren mayor atención, pero también con la mayor independencia de los hijos, si se tienen, por lo que hay que aprender a redistribuir el tiempo y, sobre todo, buscar espacios para una misma, que permitan disfrutar de la pareja, de los amigos y hacer cosas que nos interesen para sentirnos bien», añade Sandra G. Lumbreras.
En este sentido, puede ser útil practicar el mindfulness. Es una técnica basada en la meditación budista. Su objetivo es focalizar la atención en el momento presente. Contrariamente a lo que se cree no consiste en dejar la mente en blanco, sino en mejorar el control sobre esta, para no dejar que nos dominen los pensamientos. “Es una forma de alejar pensamientos que puedan causarnos preocupación o ansiedad y reducir los niveles de estrés”, explica Sandra García. Si quieres probarlo, no hace falta que te coloques en posición budista ni que pienses en ningún mantra. Simplemente, busca una actividad que te permita disfrutar del momento presente con todos los sentidos y centra tu atención al 100% en ella. Puede ser pintar mandalas, coser, bailar, cuidar un jardín o huerto, hacer arreglos de flores… “El objetivo es estar en el aquí y ahora, y olvidarte de todo lo demás, no pensar ni en lo que tienes que hacer ni en lo que hayas hecho”, puntualiza Sandra.
“Otra opción que yo recomiendo en mi consulta es practicar ejercicios de respiración: consiste en respirar de forma profunda, llenando lentamente los pulmones hasta el diafragma, y expulsando luego el aire también de forma lenta. Es importante concentrarnos en la respiración, para sacarle el máximo beneficio”, explica Sandra.
Otro ejercicio que ayuda a centrar la mente en el presente es la relajación de Jacobson: consiste en ir tensando y relajando los músculos de todo el cuerpo, haciendo un recorrido desde la planta de los pies hasta la frente, mientras respiramos lentamente. Este ejercicio aumenta la conciencia corporal.
Y si este tipo de técnicas no te acaba de convencer, puedes practicar alguna actividad física que te resulte placentera y que te permita estar al aire libre y en contacto con la naturaleza: natación (hay piscinas al exterior climatizadas), excursiones en bicicleta o senderismo ( hay muchas apps que te informan de rutas para practicar esta actividad). Se ha demostrado que hacer deporte mejora el bienestar físico y mental, porque provoca la liberación de endorfinas, unas sustancias naturales que se sintetizan en el cerebro y alivian el dolor, produciendo una sensación de bienestar. Además, también ayuda a combatir el estrés y favorece el descanso.
Además de ofrecer apoyo psicológico, en nuestro centro contamos con una Unidad especializada en menopausia que aborda esta etapa desde un punto de vista pluridisciplinar. Si quieres hacer cualquier consulta, ¡no dudes en contactarnos!