De entrada, puede que el nombre te sorprenda, pero no se trata de ningún hongo ni está relacionado con la microbiota vaginal. El liquen vulvar es una afección de la piel que suele afectar a la zona de los genitales. Existen tres tipos diferentes: el liquen simple, el liquen escleroso y el liquen plano. El primero es una dermatosis crónica que aparece a causa del rascado o roce repetitivo de la piel. Los otros dos son dermatosis inflamatorias crónicas y pueden afectar a mujeres de cualquier edad.

Hasta hace unos años, era una patología que no se conocía muy bien, pero actualmente sí y es posible conseguir un buen control de los síntomas si se aplica el tratamiento adecuado.

El problema es que a menudo se tarda en hacer el diagnóstico porque los síntomas son bastante inespecíficos y no siempre se consulta. Sin embargo, es importante diagnosticarla cuanto antes, ya que puede provocar un adelgazamiento de la piel y favorecer la aparición fisuras, molestias en la micción, pérdida de sensibilidad en las relaciones sexuales e incluso cambios anatómicos. La razón es que la piel de los labios menores se vuelve cada vez más fina, de manera que puede dar la sensación de que estos se fusionan o desaparecen y provocar cambios estructurales. Por ello es importante hacerse revisiones ginecológicas de control de forma regular y acudir al ginecólogo al menor síntoma. Pero ¿cómo se detecta? Y ¿hay algún síntoma que pueda alertarnos?

La Dra. Nuria Li, ginecóloga de nuestro centro y especialista en Patología Cervical o del tracto genital inferior, responde a estas preguntas y a otras dudas frecuentes sobre este problema.

¿Qué la provoca?
En realidad, no se conoce la causa exacta. Se cree que puede tener un origen multifactorial: genético, inmunológico, hormonal…. Se han descrito algunos casos que indican la una predisposición familiar (madres-hijas, hermanas, etc.) y en algunas mujeres se asocia a otras enfermedades autoinmunes. Pero el origen no es infeccioso, es una dermatosis inflamatoria.

¿Qué síntomas pueden alertarnos?
Los síntomas son bastante inespecíficos, aunque el principal suele ser el picor vulvar, que puede ir acompañado de una sensación de ardor, escozor o irritación. A menudo se presenta de forma vespertina (al caer el día) y si el picor es intenso puede llegar a interferir en el sueño.  Si persisten los síntomas pueden producir molestias o dolor en las relaciones sexuales y aparición de fisuras. Con el tiempo también puede verse alterada la sensibilidad en la zona vulvar. Podemos encontrar cambios cutáneos como manchas irregulares, piel más fina y pálida, volviéndose más frágil y más delgada. El liquen escleroso también puede afectar a la zona anal y a otras partes del cuerpo, como la espalda, los hombros, la parte superior de los brazos y el pecho.

¿Es contagiosa?
No. La enfermedad no se contagia por el contacto ni por mantener relaciones sexuales o compartir toallas.

¿Puedes tenerlo a cualquier edad?
Sí, aunque es más frecuente tras la menopausia. El liquen escleroso puede aparecer en la prepubertad (antes de la primera regla) y en la transición hacia la menopausia, lo que hace pensar que puede tener alguna relación con factores hormonales. El liquen plano, en cambio, afecta principalmente a mujeres en la menopausia.

¿Cómo se establece el diagnóstico?, ¿hay que hacerse algún test o prueba especial?
En general el diagnóstico es clínico mediante la exploración física, pero siempre es importante acudir a un centro con equipo médico especializado en patología vulvar. En algunos casos puede ser necesario realizar una biopsia.

¿Qué soluciones hay?
El tratamiento de primera elección es el uso de corticoides de aplicación tópica (en forma de cremas o pomadas) e hidratantes vulvares en forma de gel, crema o aceite.En algunas ocasiones también peude ser necesario aplicar un tratamiento estrogénico local.

Desde hace unos años, existen tratamientos alternativos enfocados a la regeneración del tejido, que pueden servir de segunda línea o que pueden complementar a los tratamientos de primera línea.  En nuestro centro contamos con una Unidad especializada en Ginecología Regenerativa y Funcional donde se aplican estos tratamientos y que ofrecen muy buenos resultados, como pueden ser la carboxiterapia, el láser o el Plasma Rico en Plaquetas (PRP) que se puede combinar con ácido hialurónico.

¿Hay que hacer seguimiento?
Sí, es necesario realizar un control periódico, ya que se trata de una dermatosis crónica y que puede tener un curso fluctuante con aparición de brotes en el tiempo y que requieran modificar la pauta de tratamiento. Además, un mal control puede constituir un factor de riesgo para la aparición de lesiones precursoras de cáncer de vulva.

¿Se puede curar?
No tiene cura, pero sí es posible frenar su evolución y controlar los síntomas. En general, si se controla bien, se puede hacer una vida completamente normal.