Si estás a punto de dar a luz y es tu primera vez, es probable que te preocupe cómo va a transcurrir la etapa del trabajo de parto. Las películas no han ayudado mucho, porque han potenciado la idea de que se trata de un proceso largo y doloroso… O bien todo lo contrario: completamente imprevisible y repentino. Y sí, es verdad que algunos partos transcurren de forma muy rápida y que en otros el proceso de dilatación puede ser largo –en madres primerizas, desde que empiezan las primeras contracciones hasta que nace el bebé suelen pasar muchas horas ¡15, de media!–. Pero eso no debe preocuparte. Cada parto es diferente. Lo importante es que estés bien informada y que te prepares física y anímicamente para estar más tranquila. En este post, la comadrona Txell Andreu del Hospital Universitario Dexeus ofrece algunos consejos útiles.
¿Cómo puedo saber con seguridad qué ha empezado el parto?
Normalmente decimos que el parto está en marcha cuando tenemos contracciones regulares y unos 3 cm de dilatación. Como no podemos saber cuántos centímetros hemos dilatado, hay una frecuencia de contracciones que suele corresponder con una dilatación igual o superior a 3 cm. Esta dilatación suele alcanzarse cuanto tenemos al menos una contracción dolorosa cada 5 minutos y llevamos así una hora consecutiva.
¿Qué hago si se rompe la bolsa de aguas?
Lo primero: no alarmarte, ya que eso no significa que el bebé vaya a nacer de forma inmediata. Pueden pasar varias horas antes de que empieces a tener contracciones. Si es color del líquido amniótico es transparente o ligeramente rosado todo está bien, pero si es verdoso o sanguinolento, debes acudir a urgencias, para valorar el bienestar fetal. Por el contrario, si se desprende el tapón mucoso no es un indicio de que el momento del parto se aproxima, pueden pasar días o semanas antes de que este proceso se desencadene.
¿A partir de qué momento puedes ingresar en el hospital?
En general, el mejor momento para ingresar en el hospital y que no se te haga tan larga la espera es cuando la dilatación esté ya en la fase activa, que es cuando las contracciones se vuelven más largas, intensas y frecuentes (cada 5 minutos) y el cuello del útero se ha dilatado entre 3 y 4 cm.
¿Qué resulta más útil para controlar el dolor y estar relajada?
Para el dolor, sobre todo al inicio, podemos utilizar la pelota de Pilates, que también ayuda a liberar el dolor de espalda. Una ducha de agua caliente relaja la musculatura y favorece la dilatación. Para estar tranquila es útil practicar técnicas de relajación que puedes aprender en clases de yoga, Pilates o aquagym para embarazadas
¿Lo de respirar para acompasar las contracciones es realmente útil?
Sí. Una respiración pausada, en lugar de una hiperventilación, ayuda a controlar el dolor. La forma correcta es inspirar por la nariz y espirar por la boca.
¿Cuándo es el mejor momento para aplicar la anestesia?
La indicación de la epidural depende del dolor que sientas, y se puede aplicar en cualquier momento, si lo deseas. Desde el punto de vista médico solo está indicada cuando es necesario realizar una intervención que requiera instrumental.
Si pido pronto la epidural ¿perderé fuerzas para pujar o tendré un papel más pasivo?
Es una creencia muy extendida, pero no es verdad. Los anestesiólogos pueden regular las concentraciones de la medicación para conseguir que cada mujer reciba la dosis necesaria para paliar el dolor y mantener más o menos sensibilidad. Lo que sí provoca es una mayor relajación, pero puedes seguir pujando. Al final hay que ver cómo evoluciona cada caso y ayudar a que esta experiencia sea positiva.
¿Cómo puedo saber si lo estoy haciendo bien?
Hay que tener muy claras dos ideas: nadie lo hace mal y toda gestante es capaz. Pero no podemos ponernos unos objetivos sobre un proceso que no sabemos cómo va a evolucionar. Cada parto (aunque ya hayas sido madre) es distinto. Las expectativas que hoy en día se ponen las pacientes son muy altas y muchas veces el parto lo tienen muy mitificado. Es verdad que es un proceso natural y fisiológico, pero no podemos controlarlo todo y es importante que confíen en los profesionales que las acompañan y que se dejen guiar.
¿Qué es normal notar y qué no?
Al final es normal notar presión en la vagina y mucho más frecuente en el ano. Anatómicamente, el ano y la vagina son paralelos, así que al descender la cabeza de nuestro bebe por el canal del parto notaremos esta presión, que en momentos puede ser un poco desagradable. Desde el punto de vista psicológico, también es normal tener sentimientos de miedo y alegría al mismo tiempo, sobre todo en la última fase del parto. Nos enfrentamos a un momento único, mágico y también desconocido. Por un lado, sabemos que en breve va a nacer nuestro bebé, y por otro, nos sentimos responsables. Hay que soltar la tensión y, como ya hemos comentado, dejarse guiar.
En el momento de dar a luz, ¿qué es importante saber?
La etapa de la expulsión –que es cuando empiezas a empujar y cuando tiene lugar el nacimiento del bebé– puede durar entre 30 minutos y 3 horas. Así que, si se alarga más de lo que creías, tómatelo con calma. En la sala de partos vas a estar acompañada por el equipo médico, la matrona y un auxiliar de enfermería, y evidentemente también puede estar tu pareja, si no hay complicaciones y así lo deseas. Si quieres que participe activamente (cortar el cordón, por ejemplo) debéis indicarlo. El uso de un espejo también es una buena opción para ver cómo desciende la cabecita del bebe, ya que nos ayuda a dirigir más la fuerza de nuestros pujos. Muchas parejas también piden escuchar música en ese momento.
Y si al final nada sale como esperabas….
El momento de dar a luz también está muy mitificado. A veces estás tan cansada que no puedes disfrutarlo como imaginabas. Si es así, no te sientas mal, es muy normal. Y si al final es necesario practicar una cesárea o inducir el parto por cualquier motivo, tampoco debes sentirte decepcionada ni creer que has hecho algo mal. ¡No vale la pena y solo te hará sentir peor! El principal objetivo es tener al bebé en brazos y que tanto la madre como el bebé estén bien. Así que, aunque siempre hay que intentar que cada mujer tenga el parto que desea, no conseguirlo no debe vivirse como un fracaso. Lo importante es que te sientas segura y bien acompañada, confíes en los profesionales que te atienden y pienses siempre en positivo.