Durante el embarazo es frecuente ser el centro de atención. Procuramos cuidarnos más y “nos dejamos cuidar”. Pero tras el parto, es normal pasar a un segundo plano, ya que la prioridad es atender al bebé. Además, hay que adaptarse a su ritmo y necesidades. A algunas mujeres les resulta más fácil que a otras, pero eso depende de las circunstancias: la situación personal, si se tiene ayuda, si durante el embarazo y el parto surgieron complicaciones, si el bebé es tranquilo, come y duerme bien -o todo lo contrario- las propias expectativas… Por otro lado, los cambios hormonales pueden provocar altibajos a nivel emocional, lo que hace que estemos más sensibles. Por ello es importante que te sigas cuidando durante esta etapa, ya que la falta de apoyo y de horas de sueño puede favorecer la aparición de algunos trastornos, como ansiedad o estrés.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco mujeres que acaban de ser madres sufre algún tipo de trastorno de salud mental durante el primer año tras el parto. De hecho, más de un 50% experimenta el llamado “baby blues”. Se trata de un estado emocional que se caracteriza por la aparición de sentimientos que van y vienen, como miedo a no ser una buena madre, dificultades para dormir, ansiedad… Por suerte, es pasajero. Sin embargo, entre un 10-15% de las mujeres sufren depresión postparto, y los expertos afirman que probablemente hay más casos que no se detectan. La razón es que es un tema que socialmente no se acepta o está mal visto, además, a veces resulta difícil darse cuenta y aceptarlo de cara al entorno.
Por ello, y para dar más visibilidad a este problema, se creó el Día Internacional de la Salud Mental Perinatal. Se celebra el primer miércoles del mes de mayo. En esta edición, el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal (IESMP) ha puesto en marcha la campaña #LasVocesDeLasMadres. Su objetivo es fomentar que hablen y que se escuche a las mujeres que se encuentran en esta situación, para detectar lo antes posible estos problemas. En este post, la responsable de la Unidad de Psicología de Dexeus Mujer, Sandra García Lumbreras, ofrece 5 recomendaciones prácticas a todas las mujeres que acaban de ser mamás con el fin de fomentar el autocuidado y su bienestar emocional:
- Date tiempo. La maternidad es un cambio vital importante y necesitas un tiempo de adaptación: hay que conocer al bebé, sus necesidades, el motivo del llanto, e ir adaptándonos mutuamente en cuestión de horarios de sueño, las tomas… Cada niño es diferente y su evolución también. Guíate por el pediatra si tienes dudas y lo que vayas observando en función de tu propia experiencia e instinto.
- Rebaja el listón. No tienes que estar siempre al 100% ni las cosas han de ser perfectas. Es posible que el bebé no duerma bien y tú tampoco, que tenga cólicos, que le cueste coger el pecho, que no tengas bastante leche, que coma poco, o, al revés, que te pida la toma cada dos o tres horas. Puede que te veas desbordada y que estés muy cansada, te falte sueño y tengas ganas de tirar la toalla. Todo es normal y eso no significa que seas mala madre. Expresa tus preocupaciones a tu médico o personas de mayor confianza de tu entorno y busca soluciones (grupos de lactancia, alternativas en la alimentación…).
- No aceptes visitas si no te apetece para “quedar bien”. No estás obligada a hacer nada que no te resulte cómodo. Puedes decir que estás muy cansada, que el bebé duerme poco, que prefieres salir a que vengan a casa, lo que te resulte más fácil. Compromisos cero, la gente lo entenderá.
- Busca apoyo. Antes incluso del parto. Haz un sondeo, busca alguien que pueda ayudarte con el cuidado del bebé (familiares, canguro) e implica a tu pareja, si la tienes, desde el minuto cero. Organiza la logística: que alguien pueda ocuparse de las tareas diarias de la casa (lavadora, limpieza, cocinar).
- Tiempo para ti. Reorganiza tu agenda: tu vida social no va a ser como antes, al menos temporalmente, pero puedes encontrar una hora para quedar con una amiga, salir a dar una vuelta o tomarte algo (llevando al bebé contigo) o incluso ir a clase de Pilates y hacer rehabilitación de suelo pélvico. Crea rutinas, puedes ir siempre a la misma cafetería para que conozcan tus gustos, y cada semana haz al menos un par de cosas para ti, que te hagan sentir bien.
Pide ayuda si sientes que…
- no puedes disfrutar de esta etapa
- no eres buena madre
- “nada está bien”
- estás triste o angustiada todo el tiempo
- tienes problemas de sueño
- estás desbordada o lo ves todo negro
Esperamos que este post te sirva de guía, y, sobre todo, no esperes a estar al límite para pedir ayuda. Necesitas recuperarte y estar bien para poder atender a tu bebé.