Mi nombre es Alba y me gustaría explicar lo importante que ha sido para mí la relación con Dexeus Mujer.
Todo empezó, aproximadamente, hace tres años, cuando después de un aborto y de casi un año sin poderme quedar embarazada, Joan y yo fuimos a Dexeus Mujer, donde nací hace 32 años.
Nuestro primer contacto con la clínica fue con el doctor Coroleu. Su carácter cercano y afable nos animó a seguir adelante. Después de una inseminación artificial me quedé embarazada. ¡Qué sorpresa tan grande!
El embarazo de Pol (de seguida nos dijeron que era un niño) transcurrió con mucha angustia y miedo. No sé por qué. Suerte que mi ginecóloga, Stefanie Redon, desde un primer momento me intentaba tranquilizar…
El 8 de Enero de 2012, cuando estaba de 38 semanas, ¡rompí aguas en casa! Eran las 22.30h y en seguida fuimos a la clínica. Las próximas horas fueron muy duras. Me tuvieron que inducir al parto porque no había dilatado. Después de 25 horas y de haber pasado por muchos profesionales, llegó una comadrona, que se convertiría, unos días después, en una persona muy especial en nuestras vidas. Era Montse Sans, una mujer extraordinaria y una excelente profesional.
25 horas después de nacer Pol, un niño precioso y muy deseado, se murió. En mis brazos. Por la noche. Muerte súbita. Sin causa aparente.
A partir de aquel momento comprendí que necesitaríamos muchísima ayuda para seguir adelante. Fue entonces cuando conocimos a la doctora Porta, responsable de Neonatología de Dexeus, que nos ayudó a seguir adelante. “Nunca olvidaremos a Pol, pero volveréis a ser padres de un niño o una niña, y esta vez se quedará con nosotros”.
Hacía una semana que estábamos en casa y, de repente, sonó el teléfono. Era un viernes. Lo recuerdo perfectamente. “Hola, Alba, soy Montse Sans, la comadrona que estaba en el parto de Pol. Nunca lo olvidaré. Montse, a quien acabaríamos queriendo mucho, me dijo: “Alba, te doy mi palabra que en el próximo parto, si vosotros queréis, estaré ahí. Sois muy especiales.” Increíble. ¡Qué grandes profesionales había en la clínica!
Pasó un año. Con mucha ayuda psicológica y un gran esfuerzo personal, volví a reír, a ilusionarme, a pensar en Pol sin aquel dolor aterrador de los primeros meses. Con la ayuda de profesionales como el doctor Coroleu me volví a quedar embarazada… y esta vez, de una niña. Tenia muy claro le llamaríamos Martina, como mi bisabuela, una mujer luchadora y fuerte que murió cuando tenía casi 100 años en un pueblo del Alto Aragón.
El embarazo empezó con angustia y mucho miedo. Normal. Nuestra ginecóloga, la doctora Redon, nos acompañó en estos nueve meses con mucho amor y dedicación, tranquilizándome en cada momento difícil. A cualquier hora le podía hacer una consulta, comentarle cualquier duda… En fin, siempre me apoyaba. Montse, por otro lado, me llamaba, comíamos juntas, estaba pendiente de mí… Y la doctora Porta preparaba un protocolo especial para cuando naciera Martina. Con toda esta ayuda acabé viviendo un embarazo maravilloso, con ilusión y alegría… Y todo gracias a ellas. ¿Cómo puedo no estar agradecida?
Llegó el día. El parto fue asistido por la doctora Redon y Montse, entre otros profesionales. Dos grandes pilares en nuestras vidas durante estos dos años. Las horas siguientes al parto, la doctora Redon y Montse se encargaron de cuidar a Martina y de nosotros como si fuéramos los más importantes del mundo. O como mínimo así nos hicieron sentir. Especiales. Únicos. Queridos.
Hoy Martina tiene ya tres meses. Ella es quien es y nosotros somos quienes somos, en parte, gracias a Montse, Stefanie y Roser.
Por cierto, Martina nació el 11 de Noviembre, el mismo día que muchos años antes había nacido mi bisabuela en aquel pueblo del Alto Aragón.