Parece algo imposible, pero ocurre. Y los más sorprendente es que los síntomas que se experimentan son “tan reales” que incluso a veces es necesario realizar pruebas específicas para descartar una gestación. Hasta el test de embarazo puede dar un falso positivo. Si nunca has oído hablar de este tema, es probable que la idea te parezca el guion de un thriller o de una novela de ciencia ficción. Pero para las personas que pasan por esta experiencia es un problema importante que afecta a la salud mental y que puede derivar en una depresión, así que nunca hay que tomárselo a broma.
Por suerte, su incidencia es muy baja: se dan aproximadamente entre 1-6 casos entre más de 20.000 y su origen ha sido estudiado desde el punto de vista psicosomático y biológico. De hecho, es algo hasta “natural”, porque se ha observado que también puede afectar a algunos animales, como perros y gatos hembra. Pero la pregunta es: ¿por qué se produce?
Las razones pueden ser muchas y muy diferentes. En general, los expertos coinciden en que se trata de un trastorno psicosomático asociado a situaciones de mucha tensión, estrés y estados de ansiedad o depresión que podrían alterar el equilibrio del sistema hipotálamo-hipófisis-ovárico, alterando así la producción hormonal y el ciclo menstrual femenino. Sin embargo, lo más importante es buscar la causa mental, más que la explicación fisiológica, para poder tratar a la persona que lo sufre y ayudarla.
En la mayoría de los casos, la causa es un enorme deseo de ser madre no satisfecho, asociado o no a trastornos depresivos relacionados con problemas de infertilidad, esterilidad y antecedentes de embarazos o partos que no evolucionaron. Asimismo, los problemas de pareja, las presiones familiares para formar una familia, el sentimiento profundo de soledad y una baja autoestima también pueden favorecer su aparición en personas especialmente susceptibles. Otras veces, la causa puede ser todo lo contrario: un miedo enorme a quedarse embarazada. Por ello también se ha observado en chicas adolescentes a las que la idea del embarazo les genera mucha tensión.
¿Cómo se puede tratar este problema?
El primer paso para el tratamiento es realizar una prueba objetiva (ecografía, analítica) para que la paciente sea consciente de que no está embarazada. El siguiente paso es el apoyo psicológico, aunque es importante estudiar cada caso, ya que “el tratamiento psicológico dependerá del origen del problema, de la personalidad de la paciente y del apoyo del entorno que tenga”, explica Sandra García Lumbreras, responsable de la Unidad de Psicología de Dexeus Mujer. “Hay que conocer los antecedentes psicológicos individuales y familiares y si detectamos una ansiedad importante, podremos derivar a la paciente a un especialista en psiquiatría para ajustar los síntomas con algo de medicación, y, en paralelo, trabajar desde la psicología la causa del problema”, añade.
En cada caso el trabajo es diferente: “los miedos si se trata de una adolescente a la que le preocupa quedarse embarazada, el duelo si es una paciente con problemas de infertilidad, o la terapia de pareja y las relaciones familiares si existe una presión importante por esta parte”, explica. Lo mejor es detectar la situación cuanto antes para evitar que el proceso se alargue y requiera un tratamiento más complejo o que dure más tiempo. También es fundamental que la persona se sienta comprendida y con apoyo.
“En nuestro centro, trabajamos de forma coordinada. Por ello, cuando el equipo médico detecta a alguna paciente con un nivel alto de ansiedad o con tendencia a la depresión, se le aconseja que visite a un especialista para que le ayude a gestionar esas emociones de manera que no afecten a su bienestar personal, y evitar que, a largo plazo, deriven en un problema más complejo de salud mental”, puntualiza Sandra García. De todos modos, es muy importante que la persona que se encuentre en esta situación sea consciente de ello y acepte que necesita ayuda. En estos casos, el apoyo del entorno y la confianza con el profesional son también fundamentales.
A ellos también les puede pasar
Curiosamente el embarazo psicológico también lo experimentan algunos hombres. De hecho, existe un término médico para designarlo: el síndrome de Couvade. El nombre viene de la palabra de origen francés “couver, que significa incubar o criar. Los síntomas son parecidos a los de la mujer: náuseas, antojos, cansancio y debilidad muscular, irritabilidad, pérdida de deseo sexual, aversión hacia ciertos olores o sabores…
Generalmente aparece en padres primerizos y durante los primeros tres meses de embarazo de la pareja o bien hacia el final, cuando se aproxima la fecha de parto. Las causas no se conocen bien, pero desde el punto de vista psicológico el origen puede estar relacionado con un cuadro de ansiedad por su nuevo rol de padre o el deseo de estar más involucrado en el embarazo y nacimiento del bebé. En estos casos, la relación con la pareja es bastante cercana y afectiva.
A medida que se reduce la tensión y la ansiedad, los síntomas desparecen y la situación se normaliza, así que, no hay que preocuparse, pero sí ser consciente y buscar apoyo psicológico si es necesario.