De la infertilidad masculina se habla poco a nivel social. En parte porque aún es un tema un poco tabú, pero también por desconocimiento, tanto sobre sus causas como sobre su impacto. De hecho, cuando una pareja no logra el embarazo de forma natural, suele ser la mujer quien da el primer paso para hacerse pruebas. Sin embargo, los problemas de infertilidad afectan por igual a ambos sexos.

En Dexeus Mujer contamos con una Unidad especializada en salud sexual y reproductiva masculina, y ofrecemos a las parejas heterosexuales la opción de realizar un test de fertilidad conjunto, lo que permite agilizar el diagnóstico cuando hay sospecha de algún problema de infertilidad.

En el caso del hombre, la primera prueba que se lleva a cabo para estudiar la fertilidad es un seminograma. Su objetivo es valorar la calidad del esperma. Además, también se realiza una visita al andrólogo para conocer los antecedentes familiares, el historial clínico y otros aspectos sobre el estilo de vida del paciente y su salud.

Cuánta más información se disponga, mejor, ya que el origen de la infertilidad masculina puede ser multifactorial. Por ello, aunque un seminograma muestre valores correctos no significa que no pueda existir un problema de infertilidad, y al revés: un seminograma con valores anormales no siempre implica que un hombre no pueda tener descendencia. En este post la bióloga Marta Ballester, responsable del Laboratorio de Andrología de Dexeus Mujer, explica cómo se evalúa la calidad del esperma, qué aspectos se consideran clave y por qué.

¿Cómo se evalúa la calidad del esperma?

La Organización Mundial de la Salud ha establecido unos valores de referencia en cuanto a motilidad, concentración y morfología espermática que han ido cambiando con los años. Estos valores surgen de estudios realizados en grupos amplios de individuos de diferentes continentes con el fin de que sean los más representativos posibles del conjunto de la población mundial. Pero son unos parámetros de guía para estandarizar los resultados de los procesos de análisis, no son determinantes. Las técnicas pueden variar de unos laboratorios a otros y los parámetros estudiados también, por lo que la valoración final debe hacerla siempre el profesional.

El seminograma es el estudio básico del varón que nos ayuda a definir su potencial fértil. Esta prueba diagnóstica consta de un examen macroscópico y microscópico del semen.

Examen macroscópico
En este examen se analiza el tiempo de licuefacción, la viscosidad, la apariencia, el volumen y el pH del semen.
Licuefacción: Tras la eyaculación, el semen presenta un estado coagulado y necesita licuarse para proceder a su estudio.
Viscosidad: Una muestra de semen viscosa presenta una masa homogénea cuya consistencia no varía con el tiempo. Si la muestra presenta una viscosidad elevada puede interferir en el análisis de otros parámetros seminales o en las técnicas de selección espermática.
Apariencia: A veces, cambios en el color o apariencia de forma temporal pueden no ser significativos. Pero si persisten pueden indicar la existencia de alguna patología.
Volumen: El análisis del volumen del eyaculado debe de ser exacto ya que es necesario para el cálculo del número total de espermatozoides presentes en la muestra seminal. El 90% del volumen lo constituye el plasma seminal mientras que el 10% lo aportan los espermatozoides. Se considera un volumen normal cuando es igual o superior a 1.4 ml.
pH: El pH del semen es el reflejo del equilibrio entre los pH de las distintas secreciones (prostática ácida y vesículas seminales básica). y este debe de ser igual o superior a 7.2.

Examen microscópico
Este examen se puede realizar bajo el microscopio óptico o mediante sistemas automatizados de análisis. Los parámetros espermáticos analizados son:
Concentración: Se considera que la concentración espermática es normal cuando es igual o superior a 16 M/ml. Si es inferior se trata de una oligozoospermia y la ausencia de espermatozoides en el eyaculado es una azoospermia.
Movilidad: Los espermatozoides se clasifican según su movilidad en 4 categorías: tipo a (progresiva rápida), tipo b (progresiva lenta), tipo c (no progresiva, no avanzan) o tipo d (inmóvil). Cuando la concentración de espermatozoides con movilidad progresiva (a+b) es inferior al 30% se trata de una astenozoospermia
Vitalidad: Este parámetro s indica el porcentaje de espermatozoides vivos que hay en el eyaculado. Un dato importante: que estén inmóviles no significa que sean células muertas. Cuando hay entre un 25-30% de formas vivas e inmóviles en el eyaculado, la causa podría ser un problema genético de flagelo y la movilidad en estos casos no se podría mejorar con ningún tratamiento. Mientras que un elevado porcentaje de espermatozoides inmóviles y células muertas podría indicar una patología en el epidídimo o una reacción inmunológica debido a una infección. Si el porcentaje de formas vivas es inferior al 54% se trata de una necrozoospermia.
Presencia de leucocitos: La mayoría de eyaculados contienen leucocitos. En general, un eyaculado normal puede presentar menos de 1M/ml de leucocitos. Si es mayor podría indicar la presencia de infección en el tracto reproductor.
Morfología. Consiste en analizar el tamaño y la forma de la cabeza, cuello y cola de los espermatozoides. El análisis de este parámetro da un valor pronóstico tanto de la posibilidad de un embarazo espontáneo como de los resultados de las técnicas de reproducción asistida (TRA). También permite conocer el estado funcional de los órganos reproductores, como los testículos y el epidídimo. Si el porcentaje de formas normales es inferior al 4% se trata de una teratozoospermia Este problema puede ser reversible (según estilo de vida, algunos fármacos o infecciones) o irreversible (algunos tratamientos oncológicos, alteraciones genéticas o patologías de los testículos) según la causa que la ocasiona.

¿Y si el seminograma sale alterado?

Como ya hemos comentado, no hay que desanimarse, ya que este problema no siempre significa que no se pueda ser padre. Actualmente existen tratamientos médicos y quirúrgicos que pueden contribuir a mejorar los distintos parámetros. Adquiriendo hábitos saludables no solo se puede mejorar la morfología sino otros parámetros espermáticos como la concentración y la movilidad. Para ello se aconseja reducir el estrés, la ansiedad, el tabaco y el alcohol, llevar una dieta equilibrada y realizar deporte moderado. También hay técnicas que permiten seleccionar y separar los espermatozoides útiles y de buena calidad del resto y fecundar el óvulo en el laboratorio. Para ello se puede aplicar la microinyección espermática (FIV-ICSI), que consiste en introducir directamente un espermatozoide en el ovocito.