Los problemas de tiroides son muy frecuentes. Afectan más a las mujeres que a los hombres, especialmente a partir de los 40 o 50 años. Sin embargo, a pesar de ser bastante comunes, son poco conocidos por la mayoría de la población, y muchas de las personas afectadas ni siquiera son conscientes de que los tienen. La razón es que algunos de los síntomas que pueden provocar son bastante inespecíficos: cansancio, piel seca, falta de apetito, apatía, nerviosismo, caída del cabello, irregularidades menstruales, sensibilidad al frío, cambios de peso, estreñimiento… Por ello es importante estar atenta, ya que si estos desajustes no se detectan y se tratan pueden causar otros problemas más graves, como, por ejemplo, trastornos cardiovasculares o infertilidad.
¿Y qué relación tiene la tiroides con el sistema reproductor femenino?, te preguntarás. La respuesta es sencilla: la tiroides es una glándula situada en la parte delantera del cuello. Su función es producir dos hormonas: la triyodotironina (T3) y la tiroxina (T4). Estas hormonas son esenciales para el buen funcionamiento de diferentes órganos y sistemas de nuestro cuerpo, ya que regulan el ritmo con el que se llevan a cabo diversos procesos y reacciones corporales. Pero, además, interactúan con las hormonas sexuales femeninas, por lo que un desajuste en la tiroides afecta al equilibrio hormonal y puede interferir en la ovulación y provocar irregularidades en el ciclo menstrual, por lo que puede resultar más difícil quedarse embarazada. También pueden afectar a la calidad de los óvulos y aumentar el riesgo de aborto espontáneo o de que aparezcan complicaciones en el embarazo, como preeclampsia, parto prematuro, hemorragia postparto, bajo peso al nacer, muerte intrauterina, distrés respiratorio neonatal, y alteraciones en el desarrollo neurológico de los hijos (bajo coeficiente intelectual). Por ello, si tienes alguno de los síntomas que hemos comentado antes o estás pensando en quedarte embarazada es muy importante que te hagas una analítica de sangre para observar los niveles de estas hormonas, y en el caso de que exista algún problema, tratarlo.
Cuida tu dieta. El aporte de yodo en la dieta es esencial para el buen funcionamiento de la glándula tiroides, ya que a partir del yoduro la tiroides elabora las hormonas tiroideas (T3 yT4). La principal fuente de yodo se obtiene a partir de la sal yodada, y otras fuentes provienen de la leche y el pescado. Para una ingesta adecuada de yodo se deberían consumir 3 raciones de leche o productos derivados y 2 g de sal yodada al día. Además, la ingesta debe hacerse de manera continuada, no basta con iniciar el consumo de sal yodada en el embarazo, sino que deben asegurarse unos niveles previos, lo que significa un consumo durante al menos 2 años antes a la búsqueda del embarazo.
¿Qué tratamientos hay? Los desajustes de tiroides más frecuentes son el hipotiroidismo y el hipertiroidismo. En el primer caso la glándula tiroidea no produce suficiente hormona tiroidea (hipoactividad). En el segundo, produce más de la habitual (glándula hiperactiva). El tratamiento del hipotiroidismo consiste en administrar tiroxina sintética (T4) a través de la toma de una dosis diaria. De este modo se consiguen regular los niveles hormonales y el metabolismo vuelve a la normalidad. En el caso del hipertiroidismo, el tratamiento depende del tipo de hipertiroidismo y otras variables, como la edad y las condiciones físicas y de salud de la paciente. Se puede realizar un tratamiento farmacológico, que consiste en la administración de medicamentos antitiroideos para reducir la cantidad de T3 y T4 y aliviar los síntomas. En algunos casos, puede ser necesario aplicar yodo radioactivo o recurrir a la cirugía.
Qué debes saber si quieres quedarte embarazada: en mujeres con un hipotiroidismo tratado y deseo de embarazo, debe realizarse un control de analítica preconcepcionalmente, posponer la gestación hasta conseguir el control ideal de las hormonas y una vez conseguido el embarazo, se recomienda control analítico y si fuese necesario ajuste de la dosis, explica la Dra. Laura Perdomo, ginecóloga de Dexeus Mujer, especializada en Alto Riesgo Obstétrico. Igualmente, el hipertiroidismo no tratado o tratado de forma incorrecta se asocia a numerosas complicaciones tanto en mujeres embarazadas, como fuera del embarazo. Por ello, es completamente necesario identificar y tratar de manera correcta el hipertiroidismo en la edad fértil. En las mujeres con hipertiroidismo conocido es necesaria una planificación del embarazo, consensuada con endocrinólogo y ginecólogo, seleccionando el momento de mayor estabilidad de la enfermedad.
Con el tratamiento, ¿existen las mismas posibilidades de quedarse embarazada y lograr ser madre que cualquier otra mujer? En principio sí, pero hay que hacer un seguimiento, ya que durante el embarazo aumenta de forma natural la concentración de las hormonas tiroideas en sangre, que son cruciales para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso del bebé. De hecho, en mujeres sanas también pueden producirse desajustes de tiroides durante la gestación, aunque suelen ser temporales.
Si vas a iniciar un tratamiento de reproducción asistida, también es muy importante hacer un seguimiento y comprobar si los niveles de hormonas tiroideas son los correctos, porque con los tratamientos de estimulación ovárica se produce un aumento en la producción de estradiol (producido por los folículos ováricos en crecimiento) y de tiroxina (T4: hormona tiroidea), lo que podría provocar un hipotiroidismo más marcado si existe un hipotiroidismo subclínico (se denomina así a un estadio previo). En el caso de encontrar alteración de las hormonas tiroideas (TSH, T3 y/o T4) será recomendable hacer otras pruebas para valorar si existe algún trastorno autoinmunitario, que cause el problema. Este tipo de trastornos son más frecuentes en mujeres que tienen problemas de fertilidad y en estos casos la tasa de embarazo puede ser menor y el riesgo de aborto mayor. Además, las hormonas tiroideas intervienen a nivel uterino en la implantación embrionaria y el desarrollo precoz de la futura placenta, por lo que es fundamental comprobar si todo va bien, con el fin de aumentar las posibilidades de lograr un embarazo, reducir posibles riesgos y conseguir que este llegue a término con éxito.