Si has pasado por un tratamiento de reproducción asistida -o estás en el proceso-, sabes que obtener varios embriones aumenta las posibilidades de lograr un embarazo. Por eso, contar con más de un embrión disponible suele ser una buena noticia.
Sin embargo, los resultados del tratamiento no siempre son predecibles: puedes quedarte embarazada en el primer intento, necesitar más de uno o, en algunos casos, no lograr el objetivo deseado.
Cuando el proceso termina —ya sea porque has conseguido el número de hijos que deseabas, has decidido no continuar con el tratamiento o porque tus circunstancias personales han cambiado— es posible que queden embriones congelados que no vayas a utilizar. Es entonces cuando surge una pregunta importante: ¿qué hacer con los embriones que me quedan?
Tres opciones legales
La ley establece tres destinos posibles para los embriones que no se utilicen en un proceso de reproducción asistida:
–Donarlos a otras mujeres o parejas con fines reproductivos.
–Cederlos para investigación científica, contribuyendo al avance médico.
–Interrumpir su conservación, lo que implica descartarlos.
Una decisión difícil
Tomar esta decisión puede ser complicado, ya que a menudo implica consideraciones éticas y emocionales. Según Sandra García Lumbreras, responsable de la Unidad de Psicología de Dexeus Mujer. Este proceso puede tener un impacto psicológico significativo: “Es habitual sentirse mal o no saber qué hacer. Muchas mujeres pasan por lo mismo. Por ello yo les indico que se den un tiempo para tomar la decisión.
El vínculo emocional con los embriones puede ser fuerte, y despedirse de ellos, para algunas mujeres, implica un duelo. Este duelo puede ser por «el futuro hijo que no llegará» o «el futuro hermano que no nacerá», si ya han sido madres. Aunque no es posible despedirse físicamente de ellos, el proceso emocional de aceptación puede requerir tiempo, reflexión y apoyo. Además, el proceso puede generar conflicto entre lo que creemos que deberíamos hacer y lo que realmente sentimos, lo que añade complejidad a la decisión.
Cómo afrontar el duelo
Sea cual sea tu decisión, es natural sentir tristeza o incertidumbre. Algunas formas de trabajar este duelo pueden ser:
-Escribir una carta de despedida.
-Realizar un pequeño ritual simbólico.
-Buscar apoyo en la pareja, la familia o un profesional.
“Pregúntate: ‘¿Qué me haría sentir bien?’ y hazlo. Expresar tus emociones ayuda a evitar que el malestar o la culpa se queden dentro y facilita superar este momento”, explica Sandra García Lumbreras.
Date tiempo
Gracias a las técnicas de vitrificación, los embriones pueden permanecer congelados durante muchos años. Esto te da un margen amplio para tomar una decisión con calma y sin presión.
Es importante mantener el contacto con el centro y confirmar, de forma periódica, si deseas seguir conservando los embriones y asumir el coste correspondiente. En caso de que el contacto se pierda, y tras dos cartas certificadas sin respuesta por parte de los progenitores o pacientes de reproducción, los embriones pasarán a disposición del centro, siempre siguiendo las normativas legales vigentes.
Un tema del que se habla poco
Hablar de este tema sigue siendo complicado para muchas personas, al igual que ocurría con el aborto hace unos años. Aunque no sean situaciones comparables, ambas pueden despertar sentimientos de pérdida, tristeza o culpa que deben respetarse y tratarse con empatía.
Si estás pasando por este proceso, infórmate bien, date tiempo y busca apoyo profesional si lo necesitas. Tomar decisiones conscientes y acompañadas hará que el recuerdo de esta experiencia sea más positivo.