Si cualquier espera se hace larga, los días que preceden a la prueba de la hormona ßHCG (gonadotropina coriónica humana) -comúnmente llamada la «beta-espera»- que nos dirá si, finalmente, estamos o no embarazadas tras el transfer ¡se hacen eternos! Porque a la incertidumbre del sí o el no, se suma la impaciencia por conocer el resultado, el temor ante un posible fracaso y la ilusión de lograr un embarazo. Un carrusel emocional que, desde luego, no resulta nada fácil de gestionar.
Además, se despierta en nosotras una especie de sexto sentido para captar cualquier señal corporal que pueda inclinar la balanza hacia un lado u otro: un leve mareo o más sensibilidad en los pechos son síntomas que levantan sospechas. El problema es que no sabemos hacia qué lado de la balanza: es decir, si indican un embarazo incipiente o que nos va a venir la regla (ya que pueden ser parecidos), lo que nos mantiene en un estado de alerta permanente que solo comporta estrés y ansiedad. Nada que nos convenga, la verdad. Así que lo mejor que podemos hacer durante la «beta-espera» es tener la mente ocupada con actividades que nos resulten placenteras, o incorporarnos a nuestra vida laboral, si esta no supone un riesgo sobreañadido, en cuanto el médico lo indique.
¿Qué podemos y qué no podemos hacer?
- En general, durante las 48-72 horas post-transfer se aconseja evitar las relaciones sexuales con penetración y los baños de inmersión (piscina, jacuzzi, baños de mar) para prevenir el riesgo de infecciones o de un posible sangrado.
- Podemos coger algo de peso (siempre que no suponga un esfuerzo), hacer ejercicio de forma moderada (sobre todo hay que evitar los deportes de impacto), y utilizar tintes para el pelo (parece una tontería, pero muchas mujeres tienen dudas).
- En cuanto al consumo de medicamentos, se permiten los mismos que durante el embarazo. Además, las mujeres que siguen un tratamiento hormonal deben continuarlo hasta que el médico indique lo contrario.
- No es necesario hacer reposo absoluto ni dejar de trabajar. Si tienes alguna pérdida de sangre, no te alarmes, ya que no siempre indica un embarazo fallido. Llama a tu médico y consúltale.
Lo que más importa es que estés tranquila. Que el embrión se implante o no, no depende de lo que hagamos esos días sinó de su propia capacidad para progresar y de que encuentre un medio favorable para su desarrollo. Así que no tienes que asumir la responsabilidad de lo que ocurra. De hecho la mayoría de las mujeres no saben que están embarazadas hasta un mes después de haber concebido y siguen haciendo vida normal.
Falsos positivos y falsos negativos
La ßHCG empieza a segregarse cuando el embrión se ha implantado, ya que es el responsable de su liberación. Su función es favorecer el desarrollo del embarazo y formar la placenta, y su concentración aumenta progresivamente a medida que avanza el embarazo (hasta el tercer trimestre, en que se estabiliza). Pero durante las primeras semanas se duplica cada 48-72 horas, como muestra la gráfica.
Por lo tanto, más que el valor concreto, lo que importa es su incremento a lo largo de la gestación. Por ello hay que esperar un par de semanas antes de hacerse la prueba, ya que al principio es posible que no esté muy alta y dé un “falso negativo”.
Se considera positiva cuando supera los 5 mUI/ml en el análisis de sangre. Pero su valor en esos primeros días es muy variable y puede oscilar entre 15 y 1.000 UI/ml. En general, tras 12-14 días desde la implantación cabría esperar una Beta de unos 50 mUI/ml. Así pues, si el valor da positivo pero es bajo, se repite el análisis a las 48h. La sensibilidad de los tests de orina es mucho menor, por lo que se suele hacer en sangre para no tener que alargar la espera.
Aunque no es frecuente, es posible que el resultado sea un “falso positivo”. Ocurre en los casos de embarazo ectópico (en el que el embrión se implanta fuera del útero); embarazo anembrionario, en que se implanta pero no se desarrolla (este tipo de embarazo es la causa de un 50% de los abortos que se producen de forma espontánea durante el primer trimestre), y embarazo bioquímico, en que el desarrollo del embrión se detiene en fase temprana. Es bueno saberlo para estar prevenidas, pero no debe quitarnos la ilusión, porque este tipo de problemas, de ocurrir, se detectan enseguida, durante los controles que se realizan en el primer trimestre. Lo mejor que puedes hacer, por lo tanto, es relajarte. Pase lo que pase, preocuparse no va a ayudar.
Solo una cosa más: los valores de la Beta son similares en cualquier embarazo, independientemente de que se haya conseguido de forma espontánea o a través de la reproducción asistida. Solo se incrementan cuando la gestación es múltiple. Si es así, te lo dirán enseguida, y aunque el impacto por la noticia sea doble, la ilusión también lo será. Así que, ¡ánimo y mucha suerte!