Si tú y tu pareja estáis buscando un embarazo, es probable que intentes programar vuestros encuentros sexuales para que coincidan con los días en que se produce la ovulación. Ese hecho crea presión y no siempre permite disfrutar, ya que a nivel mental se percibe como una obligación, sobre todo si la situación se alarga en el tiempo. Además, es posible que los días que “toca” no estéis de humor, os sintáis cansados o uno de los dos lo haga solo por complacer al otro… Lo que puede acabar pasando factura a la relación de pareja.

Así que, aunque es importante tener en cuenta la ovulación porque las mujeres solo podemos concebir si tenemos relaciones unos días determinados del ciclo –lo que se llama la ventana de fertilidad– es mejor no obsesionarse con el tema, darse un tiempo y reducir la presión. Podemos provocar momentos especiales en esos días, retrasar o delegar obligaciones para tener más tiempo y potenciar encuentros de pareja, pero al mismo tiempo, dejar un espacio abierto para que las cosas salgan de manera natural. Y si el día que” toca” no es el mejor momento, pues no pasa nada. La relación de pareja debe estar por encima y hay que tener la mente en disfrutar el momento y dejar de lado el objetivo “parental”.

Además, los encuentros sexuales que surgen de forma “explosiva” no siempre son tan satisfactorios como muestran las series de TV o la literatura erótica. De hecho, un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de York de Toronto (Canadá) ha indagado precisamente en esta cuestión: ¿es mejor el sexo espontáneo que el programado? En total ha entrevistado a más de 300 parejas, y aunque la mayoría afirmaba que idealmente el sexo espontáneo era el mejor, reconocían que en la práctica no siempre funciona tan bien como creemos –o nos han hecho creer – y tiene sus inconvenientes. Según las respuestas: a menudo es difícil asegurar la privacidad, contar con las medidas de protección adecuadas o disponer del tiempo necesario para que la relación se pueda completar y resulte satisfactoria para ambas partes.

Y al revés: contrariamente a lo que parece, agendar un tiempo para el sexo puede ser tan o más satisfactorio que el que surge de forma espontánea si hay predisposición por ambas partes. En parejas con horarios laborales dispares o hijos pequeños (o no tan pequeños) a cargo, programar el momento con antelación puede dar buenos resultados. Hay que tomárselo como una cita y divertirse. Al final es una cuestión de actitud.

En este post desmentimos algunos mitos y ofrecemos algunos datos interesantes sobre este tema, con el asesoramiento de Sandra García Lumbreras, responsable de la Unidad de Psicología de Dexeus Mujer.

  • El deseo sexual es físico, pero el origen de ese impulso es mental: El deseo sexual y la excitación tienen su origen en el hipotálamo (la parte más primitiva del cerebro) y en este impulso están implicadas diversas hormonas, como los estrógenos y la testosterona. Algunas imágenes, el contacto físico, estar cerca de una persona que amamos o que nos resulte atractiva o experimentar algunas sensaciones pueden despertarlo. Es decir, a veces más que esperar que surja el deseo podemos ir a buscarlo. Por otro lado, se ha demostrado que además de factores biológicos, en las mujeres un buen estado de salud y el bienestar emocional personal favorecen un mayor deseo sexual.
  • Programar la cita crea un efecto previo de excitación. Muchas de las cosas que deseamos, como un viaje o un evento, las agendamos con tiempo. Ello abre una etapa de preparativos que resulta excitante y a menudo, si hay buena respuesta por parte de todos los implicados, permite disfrutarlas más cuando llega el momento.
  • El sexo espontáneo, es menos “espontáneo” de lo que parece. Aun en las primeras etapas de una relación, en las que el deseo sexual está a flor de piel, las citas se agendan, se escoge la fecha, la ropa, las actividades, se fantasea previamente sobre el cuándo y dónde… Así que hay una intención clara y preparativos previos.
  • Programar el sexo no significa poner una fecha concreta o un horario Es una cuestión de comunicación. Así que si tú o tu pareja lleváis una temporada “de bajón” por temas de trabajo, estrés u obligaciones familiares y no encontráis el momento, es bueno hablar de ello directamente y proponer actividades (salir a tomar algo una noche, fin de semana) o acordar en qué momento podéis estar más predispuestos para tener relaciones sin que ninguno de los dos se sienta presionado.
  • Romper la rutina. En parejas que llevan mucho tiempo juntos se ha comprobado que un buen aliciente es romper la rutina: hacer una escapada, sorprender al otro con un plan inesperado. La ventaja aquí es que conoces a tu pareja y ya sabes qué es lo que le gusta o puede funcionar mejor.

En resumen: La pasión no se puede planificar, pero mantener una actitud abierta y predispuesta, el deseo de disfrutar, no perder el interés por el sexo y buscar tiempo para la pareja sí que es algo que está en nuestras manos.