Todas recordamos la primera vez que nos vino la regla. Y, probablemente, dónde ocurrió, qué edad teníamos y los comentarios que suscitó la noticia en nuestra familia y en nuestro círculo más íntimo de amigas.

En general, el sentimiento que despierta es ambivalente: por un lado satisfacción, ya que indica que nuestro sistema sexual “funciona” o, al menos, “se ha puesto en marcha”; y, por otro fastidio, por las molestias que puede ocasionar y porque, a partir de ahora, toca lidiar con el calendario al planificar actividades deportivas y vacaciones.

Sea bienvenida o no, lo que está claro es que marca un antes y un después, y la prueba es que aunque solo tengamos 11, 12 o 13 años, su aparición nos hace sentir que ya no somos tan niñas y que algo empieza a cambiar. Esa intuición femenina va bien encaminada, ya que la pubertad marca la transición de la niñez a la edad adulta. El motor de ese cambio son las hormonas sexuales: estrógenos en el caso de las chicas y testosterona en el de los chicos.

Si tienes hijas que se encuentran justo en la etapa prepuberal, es probable que te preocupe que la regla se presente de forma precoz o, al revés, que se retrase más de la cuenta. Es normal. Todas recordamos a la niña de nuestra clase que estaba más desarrollada. Y a nadie le gusta ser la última cuando todas tus amigas ya hablan de cremas depilatorias y de las ventajas de los tampones. Pero el inicio y el desarrollo de la pubertad es muy variable de unas mujeres a otras y no se puede determinar con antelación. Además, depende de muchos factores, tanto genéticos como ambientales (nutrición, ejercicio, enfermedades o problemas en el desarrollo durante la infancia).

Es verdad que una vez que aparece la regla, el ritmo de crecimiento es más lento, y que un déficit de alimentación o un exceso de actividad física (al nivel de alta competición) pueden hacer que se retrase. Pero en principio si nuestra hija tiene buena salud y su desarrollo va bien, el hecho de que se inicie antes o después no debe preocuparnos, a no ser que esté fuera del margen de lo que se considera “normal”.

Y ¿cómo puedo saber qué es y qué no es “normal”? te preguntarás. Si realizas los controles pediátricos regulares no te preocupes, ya que el médico puede detectar si su evolución es la adecuada. Pero, ante cualquier duda, lo mejor es preguntar. A la mayoría de las madres nos preocupa lo mismo, así que, para no marear mucho a tu pediatra, aquí tienes algunas respuestas a dudas frecuentes.

  • ¿Cómo podemos saber si crece al ritmo adecuado? Para hacer la valoración, los médicos suelen utilizar unas gráficas de crecimiento que relacionan la talla y el peso de tu hija/o respecto al conjunto de la población. Pero cada niño crece siguiendo su propio ritmo, así que lo que importa es que su evolución sea la correcta.
  • ¿Cuando empieza la pubertad? En las niñas puede empezar entre los 8 y los 14 años  y suele durar de dos a tres años.
  • ¿Qué signos indican su inicio? El primer signo que nos avisa de que el proceso está en marcha es el aumento de la talla, lo que se llama “dar el estirón”, que ocurre justo antes del siguiente paso, que en las niñas es el desarrollo del pecho. Le sigue el crecimiento del vello en el pubis y las axilas. Y, por último, aparece la regla.
  • ¿Se puede prevenir la pubertad precoz? No, pero sí actuar para frenar y retrasar este proceso si se detectan síntomas de alerta. En las niñas, se considera pubertad precoz cuando esta se inicia antes de los ocho años. En la mayoría de los casos no existe una causa concreta y el tratamiento consiste en administrar un medicamento de acción antihormonal. Pero la prescripción y el seguimiento debe hacerlo un pediatra especializado en endocrinología.
  • ¿A qué edad empieza a crecer el pecho? Puede empezar a partir de los 8 o 9 años. Es lo que los médicos llaman la aparición del “botón mamario”. A veces aparece de forma simultánea en ambos pechos, y otras lo hace primero en uno y después en el otro. Si es necesario, se puede empezar a utilizar un top deportivo; hay tallas pequeñas y resultan muy cómodos. Elige uno de tejido de algodón, que son más suaves al tacto, se adaptan mejor al cuerpo y permiten la transpiración.
  • ¿Cuándo se aconseja el uso del desodorante? La acción hormonal provoca cambios en el olor corporal, aunque todavía no tengan apenas vello en el pubis o las axilas. En estos casos ya pueden empezar a utilizar un desodorante. A la hora de elegir, lo que importa es que sea adecuado a su tipo de piel. Y de paso, aprovecha para que empiece a asumir que debe cuidar de su propia higiene y que debe adoptar unos hábitos.
  • ¿Debo preocuparme si a los 14 años aún no tiene la regla? La primera menstruación puede presentarse entre los 10 y los 16 años, aunque el promedio se sitúa en los 12,6. Si no estás tranquila o tu hija está preocupada, consulta el tema abiertamente con el médico.
  • ¿Es habitual que al principio las reglas sean irregulares? Sí, porque el sistema hormonal no ha madurado. Por eso, durante los primeros dos o tres años puede retrasarse o adelantarse unos días, e incluso no aparecer algún mes, sobre todo si hay cambios de peso o más estrés.
  • ¿Qué cuestiones pueden justificar una visita al ginecólogo? Una regla muy dolorosa (que no remite con analgésicos al cabo de dos o tres días), demasiado abundante, demasiado larga o demasiado frecuente.
  • ¿Hasta cuándo se sigue creciendo tras la aparición de la primera regla? Aunque ya no sea tan rápido ni evidente, el crecimiento se mantiene durante unos años, y este puede alargarse hasta cumplir los 18-20 años, edad en la que ya queda fijada la estatura.
  • ¿Qué hay que hacer en caso de acné? Los cambios hormonales que conlleva la pubertad aumentan la secreción de grasa y eso favorece la aparición de granos y, en algunos casos, de problemas de acné. En cualquier caso nunca subestimes el problema, ya que a esta edad cualquier aspecto relacionado con la propia imagen es muy importante. Pero este tema debe ser consultado a un dermatólogo especialista en pediatría.
  • Leer y aprender. Un buen consejo para que las niñas vivan con naturalidad este proceso es animarlas a leer algún libro ameno que aborde esta etapa y les explique con complicidad y de forma sencilla y adecuada a su edad los cambios que comporta. Id juntas a alguna librería para escogerlo o bien echa tú un vistazo antes y regálaselo aprovechando cualquier excusa.

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Imágenes: Editorial Juventud, Amazon