Abrir el armario de la ovodonación
Hace un tiempo quedé con mi amiga Sandra. Entonces tenía 47 años y estaba embarazada de mellizos. Llevaba un niño y una niña, como me pasaría a mí un año más tarde, y además de que hacía demasiado tiempo que no nos habíamos visto, me interesaba mucho hablar con ella porque había conseguido embarazarse gracias a un tratamiento de reproducción asistida y yo me encontraba inmersa en otro. Sandra y yo tenemos ese tipo de relación en la que podemos pasar años sin vernos, pero esto no impide que nos tratemos con la confianza de siempre. Por eso no...
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