Ser madre no es tarea fácil. Cualquier madre puede corroborarlo. Solo la práctica y la experiencia enseñan. A veces se acierta y otras no tanto. Pero hay países en los que las cosas resultan más fáciles, y otros en los que las condiciones sociales y económicas todavía lo hacen más difícil.
La atención médica, el acceso a la educación, el nivel de ingresos, la estabilidad laboral, la vivienda o las ayudas sociales son elementos clave. Pero las disparidades en este ámbito entre unos países y otros son muy grandes. Y no solo es una cuestión de desarrollo, ya que en lo barrios deprimidos de las ciudades de muchos países occidentales las condiciones de vida son peores que en las áreas rurales de otros países más pobres, y la tasa de mortalidad infantil más alta.
El último informe de Save the Children: “Estado Mundial de las Madres 2015” titulado “La desventaja urbana” apunta precisamente hacia esta dirección, y revela datos sorprendentes. Tras examinar los índices de mortalidad de lactantes en 25 capitales de países ricos, concluye que Washington D.C tiene el índice de mortalidad más alto: 6,6 muertes por cada 1.000 nacimientos, y destaca que en la misma ciudad existen enormes brechas, ya que los bebés del Distrito 8, donde más de la mitad de toda la infancia vive en la pobreza, tienen diez veces más probabilidades de morir antes de cumplir un año de vida que los bebés del Distrito 3, el barrio más acomodado de la ciudad.
Lo más preocupante es que esta situación de pobreza y desigualdad social es común en muchas grandes ciudades del mundo, donde actualmente se concentra más del 50% de la población mundial. Según un análisis sobre el Estado de las ciudades del mundo de ONU Habitat de 1995 a 2015 el número de megaciudades ha pasado de 14 a 29, y se prevé que en el 2050, ese 50% se eleve al 65%, ya que el movimiento de la población hacia zonas urbanas seguirá creciendo, sobre todo en el hemisferio sur.
La alta tasa de mortalidad infantil en los barrios deprimidos de Washington D.C, se atribuye al elevado número de partos prematuros y la falta de atención médica accesible y asequible, tanto a las madres como a los bebés. En este punto, España destaca favorablemente, ya que la atención al parto es una prestación pública y el sistema nacional de salud garantiza la asistencia sanitaria gratuita a todos los ciudadanos. Un hecho que explica por qué, a pesar de la alta tasa de desempleo y el bajo nivel de ingresos de muchas familias, nuestro país se encuentra entre los “10 mejores para ser madre” en la lista elaborada por Save the Children, ocupando la séptima posición sobre un total de 179 países analizados, y por delante incluso de Alemania, Francia, Reino Unido, Bélgica, Italia.
La clasificación elaborada por la ONG evalúa el bienestar de madres e hijos a partir de diversos indicadores, como el riesgo de muerte materna a lo largo de la vida, el índice de mortalidad infantil de niños y niñas menores de cinco años, el nivel educativo (años de escolarización obligatoria), el sistema económico (ingreso nacional bruto per cápita) y la presencia de la mujer en puestos de decisión en el gobierno (% de escaños ocupados por mujeres).
Teniendo en cuenta estos indicadores, los países que sacan mejor nota son Noruega, Finlandia e Islandia, seguidos por Dinamarca, Suecia, Países Bajos. España, Alemania, Australia y Bélgica completan la lista de los 10 primeros. En cambio, países desarrollados como Canadá, Japón o Estados Unidos, ocupan posiciones más bajas: la 26ª, 32ª y 33ª, respectivamente.
En la cola están diez países que presentan la imagen contraria –la mayoría de África Central y Occidental– como Somalia, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Gambia, Costa de Marfil, Mali, Níger, Chad, Sierra Leona y Guinea-Bissau, donde, de promedio, una mujer de cada 30 muere por causas relacionadas con el embarazo, y un niño o niña de cada ocho no logra cumplir los cinco años de edad. Los conflictos armados y la inestabilidad en esas áreas aumentan los riesgos.
Fuera del continente africano, Haití, Pakistán, Afganistán, Camboya y la India se encuentran también entre los países peor clasificados.
El objetivo del informe elaborado por Save the Children es denunciar esta realidad, así como las diferencias en las condiciones de vida que existen en las áreas urbanas. La ONG advierte que los datos recabados en los diferentes países pueden incluir un cierto margen de error, pero la clasificación es útil para mostrar las desigualdades sociales que en el ámbito de la salud materno-infantil existen a nivel mundial.