Los productos naturales pueden ser de ayuda para tratar muchos problemas de salud. Además, tienen buena imagen porque se considera que al ser naturales no pueden hacernos daño y nuestro cuerpo los tolera bien. Sin embargo, no todo vale. Así que es importante aclarar algunas ideas:
¿Qué se considera ‘natural’? No todo lo que se anuncia como “natural” lo es al 100%. Según la definición, los productos naturales son aquellos que provienen de organismos vivos, ya sea de origen vegetal, animal o microbiano. Por ello deben ser productos que incluyan compuestos obtenidos directa o indirectamente de fuentes naturales. Pero estos compuestos también pueden ser producidos biotecnológicamente a partir de plantas, extractos o moléculas naturales, como suele ser habitual en muchos productos de dermocosmética.
¿Son realmente eficaces? “En menopausia la terapia natural que más se utiliza y tiene un mayor reconocimiento a nivel científico es la fitoterapia”, explica la Dra. Desirée Trama, especialista en Ginecología regenerativa y funcional de Dexeus Mujer. Se define como «la utilización de productos de origen vegetal con finalidad terapéutica”. Pueden incluir un solo ingrediente o varios.
No son inocuos. Es verdad que, en general, tienen pocos efectos secundarios, pero hay compuestos de origen natural que pueden interactuar con algunos medicamentos o estar contraindicados si tenemos alguna patología. Por ello, no hay que comprarlos libremente por Internet ni subestimar sus posibles efectos adversos o automedicarse sin pedir asesoramiento médico o a un profesional experto, sobre todo si tenemos alguna enfermedad crónica o queremos utilizarlos para tratar algún problema de salud.
¿Cuál elegir? Se comercializan en forma de cápsulas o comprimidos, cortados (para elaborar infusiones), extractos, en polvo, aceites esenciales, cremas de uso tópico, jarabes, complementos y suplementos nutricionales. También hay productos de dermocosmética que contienen activos de origen natural. Se pueden aplicar directamente sobre la piel o ingerir en forma de comprimidos o suplementos por vía oral. La dosis y la forma de obtención y aplicación tiene que estar especificada en el envase y debe adecuarse a cada paciente en función de sus necesidades y la sintomatología.
¿Se pueden adquirir sin receta? Algunos productos sí, pero siempre deben tomarse con el asesoramiento o bajo la prescripción de un profesional experto, y, en el caso de que puedan tener alguna contraindicación, o el paciente tenga alguna patología, estar supervisados por un médico.
¿Qué ventajas aportan? En la menopausia se ha demostrado que pueden ser útiles para tratar algunos síntomas frecuentes, y una de sus principales ventajas es que la mayoría se pueden utilizar de forma conjunta o complementaria a otros tratamientos y también en los casos en los que no se desee recurrir a tratamientos hormonales o estos estén contraindicados.
¿Cuáles se recomiendan en la menopausia?
A continuación, indicamos cuáles son las plantas, compuestos y productos naturales que se recomiendan habitualmente, de acuerdo con las guías que edita la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM):
Para aliviar los trastornos vasomotores: isofavonas, cimicífuga, lúpulo, extracto de polen, salvia, hipérico y sauzgatillo.
Para combatir la disminución de la libido: maca, damiana, fenogreco, ginseng, tribulus, ashwaganda
Para tratar el síndrome metabólico: probióticos y prebióticos, plantas con fibra soluble, plantas ricas en polifenoles (hibisco, té verde, arándanos), plantas con derivados azufrados, ajo, levadura roja del arroz, fitoesteroles, ácidos grasos insaturados, chitosán, berberina
Para la ansiedad, el insomnio y procesos depresivos: valeriana, pasiflora, kava, ashwagandha, manzanilla, melisa, hierbaluisa, melatonina, azafrán, hipérico, cúrcuma.
Contra el deterioro cognitivo: ginko, ginseng, bacopa, azafrán, huperzia, polifenoles, cúrcuma, ácidos grasos omega-3.
Para el dolor articular: harpagofito, sauce, cúrcuma, árnica.