Con el paso de los años, y especialmente a partir de los 50, las mujeres perdemos fuerza y masa muscular. También disminuye la densidad de los huesos, algo que hay que controlar a través de chequeos para prevenir que se vuelvan frágiles. Estos cambios están asociados al descenso de estrógenos que conlleva la menopausia. No obstante, se pueden contrarrestar con una nutrición adecuada que aporte calcio y la práctica regular de deporte, especialmente ejercicios de fuerza para tonificar la musculatura y fortalecerla.

Pero ¿qué ocurre con el aumento de peso? Porque la menopausia también se asocia a una mayor predisposición a ganar peso y a una redistribución de la grasa corporal: se pasa de la forma “de pera” a “manzana”. Aunque no afecta por igual a todas las mujeres. La Dra. Gemma Sesmilo, responsable del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Dexeus, del Grupo Quirónsalud, explica cuáles son las causas y qué podemos hacer para mantener la tendencia a ganar peso a raya.

¿Por qué muchas mujeres aumentan de peso en la menopausia? y ¿hasta qué punto este hecho está relacionado con el cambio hormonal?

En general, la causa del aumento de peso en la menopausia es multifactorial, pero es cierto que el descenso de estrógenos juega un papel clave. Se ha estudiado mucho y se sabe que los estrógenos tienen un efecto sobre el metabolismo actuando a diferentes niveles: a nivel central, que es el centro de termorregulación, el hipotálamo, a nivel muscular y de forma indirecta afecta a la resistencia a la insulina, que hace que el metabolismo sea más ahorrador y que aumente el apetito.

Pero dices que es multifactorial, ¿qué otros aspectos pueden influir?

Uno de ellos son los hábitos, tanto nutricionales como de deporte. En general, a medida que pasan los años, hay que revisarlos, para controlar la ingesta de calorías extra, como la costumbre de tomar aperitivos y de alcohol en celebraciones y encuentros sociales. Además, es una etapa en la que tendemos a ser más sedentarias, cuando en realidad conviene que nos mantengamos activas. Y los problemas de tiroides, que son frecuentes a partir de esta edad, también pueden influir

 ¿Por qué?

Porque si existe una disfunción tiroidea como un hipotiroidismo, podemos tener una tendencia a ganar peso. Lo bueno es que con medicación se puede controlar y estos desajustes son fáciles de detectar. Basta con hacer un análisis de sangre. Pide a tu ginecólogo o doctor de cabecera que te lo miren.   

¿Hasta que punto esta predisposición a ganar peso en la menopausia es un problema común? ¿A cuántas mujeres afecta?

Es muy común. La experiencia clínica demuestra que muchas pacientes en menopausia aumentan unos 5 kg de peso de media. Muchos estudios epidemiológicos lo demuestran. ¿Afecta a todo el mundo? No. Yo siempre insisto en que hemos de intentar hacer una prevención, porque una vez ganado este peso cuesta más perderlo. Hay personas que se adaptan a este cambio del metabolismo. ¿Cómo? No es fácil. Se trata de llevar un control de las comidas y no aumentar la ingesta de hidratos de carbono y sí la actividad física.

También se dice que se pasa de la forma “de pera” a “manzana”. ¿Por qué cambia la distribución de las grasas en el cuerpo?

Con la pérdida de estrógenos, aunque los andrógenos no aumentan, entramos en una situación en la que predominan un poco más los andrógenos y eso hace que la distribución de las grasas se acerque un poco más hacia a la distribución androide o masculina: la grasa se deposita en el abdomen, también en el cuello y el pecho. Está redistribución también está relacionada con la resistencia a la insulina y puede implicar un aumento de grasa en el hígado y un mayor riesgo de diabetes.

¿Por qué no afecta igual a todas las mujeres?

Porque intervienen otros factores como la genética. Hay mujeres que ya de base tienen más resistencia a la insulina y tienden a acumular, y personas que tienen un comportamiento más hiperfágico, es decir en ellas tiende a aumentar el hambre, lo que aún agrava más el problema. Y después está el tema de los hábitos. Las personas que toman alcohol ganarán más peso que las que no lo toman. Y las que están acostumbradas a comer por encima de lo que toca, también ganarán más. Pero también hay personas que son muy capaces de adaptarse a esta situación y de hacer el ajuste de la ingesta y del gasto energético. Si lo controlas y mantienes la estrategia no ganas peso.

Y ¿qué estrategia hay que seguir?

El primer pilar es la nutrición. Hay que ajustar la ingesta a nuestro gasto energético, reducir los hidratos de carbono -ojo, porque los alimentos vegetales y las hortalizas también aportan y van a ser la base de hidratos de carbono en esta etapa-, así que hay que seguir una alimentación equilibrada pero controlando los hidratos de carbono. En segundo lugar, es importante practicar ejercicio aeróbico y de fuerza, para activar el metabolismo y evitar las fracturas y las consecuencias de la menopausia en los huesos. En personas con prediabetes o que han tenido una diabetes gestacional, existen diversos fármacos que ayudan a sensibilizar a la insulina y que actúan de forma preventiva en el control del peso, aunque esta no sea su indicación. Deben de tomarse siempre bajo control médico.

El aumento de peso en esta etapa ¿también supone un riesgo para la salud?

Sí, por descontado. El aumento de peso central se relaciona con un trastorno que se conoce por el nombre de síndrome metabólica: hígado graso, hipertensión arterial, prediabetes o diabetes y riesgo cardiovascular, así que es importante evitarlo.

¿Qué recomendaciones das tú a tus pacientes?

Pues un poco lo que ya hemos comentado: que cuiden su alimentación y pidan ayuda a un profesional, si es necesario. Que apuesten por la dieta mediterránea, sin abusar de la fruta, que contiene fructosa. También es importante moderar el consumo de calorías extras y alcohol. Se puede beber vino pero de forma puntual o muy ocasional. Hacer ejercicio de forma regular y favorecer un buen sueño reparador. No obstante, es frecuente tener problemas de sueño en la menopausia, así que si es necesario puede estar indicada la terapia hormonal sustitutiva.

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