Los primeros preservativos de látex se empezaron a comercializar hace más de 70 años y, aunque te sorprenda, desde entonces su aspecto no ha variado mucho. Los actuales son mucho más finos, sensibles y resistentes. Pero a pesar de los avances para muchas personas siguen resultando incómodos. Además, no todo el mundo los utiliza como debería, y pueden deslizarse, arrugarse, enrollarse o ¡lo peor!: romperse (algo que, por suerte, no suele pasar muy a menudo). Así que su eficacia no siempre es del 98%, como consta en el prospecto.
Sin embargo, el preservativo sigue siendo, con diferencia, el anticonceptivo más utilizado y uno de los pocos que también protege contra las infecciones de transmisión sexual. Por eso, los fabricantes siguen invirtiendo en I+D para mejorarlo. Hasta la Fundación de Bill Gates ha destinado fondos al desarrollo de nuevos prototipos.
El motivo de todos estos esfuerzos es fácil de entender: no existe un plan B. Es decir, para los hombres no hay otro anticonceptivo que sea igual de eficaz, seguro y fácil de utilizar. La única alternativa es la vasectomía que, a pesar de ser reversible, requiere cirugía y se considera un método de anticoncepción por el que optan los hombres que ya han sido padres y/o no quieren tener más hijos. No hay más opciones. No existe ninguna ‘píldora’ masculina. ¿Nunca te has preguntado por qué?
La primera respuesta que dan los andrólogos es sencilla: “en principio, y desde el punto de vista hormonal, parece más fácil actuar sobre el ciclo menstrual femenino, que bloquear la producción de los millones de espermatozoides que ellos producen diariamente”, explica la Dra. Mª Fernanda Peraza, andróloga y experta en salud sexual de la Unidad de Salud del Varón de Dexeus Mujer. Pero el tema es más complejo de lo que parece, y el problema real es que muchos de los estudios que se han hecho para desarrollar un anticonceptivo hormonal masculino no han logrado resultados prometedores o se han abandonado a medio camino. Precisamente, por los efectos secundarios que podían provocar. Además, para que un anticonceptivo masculino tuviera éxito en el mercado tendría que ser igual de efectivo que los femeninos ya existentes, algo que no parece fácil de conseguir. De todos modos, los anticonceptivos hormonales femeninos tampoco están exentos de efectos secundarios y no por ello se han dejado de aprobar y utilizar.
A pesar de todo, se sigue investigando. Actualmente en Estados Unidos se está estudiando un gel de aplicación en la piel de los brazos y los hombros. Se denomina Nestorone y libera testosterona y una hormona parecida a la progesterona femenina que disminuye la producción de espermatozoides, pero aún se halla en fase clínica. También se está investigando una píldora masculina denominada dimethandrolona (DMAU), que bloquea la producción de esperma. Los primeros ensayos han demostrado que podría ser eficaz, pero puede disminuir el deseo sexual, provoca aumento de peso y reduce los niveles de colesterol bueno (HDL).
Otra opción es un método desarrollado por el Indian Institute of Technology Kharagpur, que actúa de forma parecida a la vasectomía, ya que bloquea los vasos deferentes (que son los conductos por los que baja el semen en el momento de la eyaculación). Pero, a diferencia de esta intervención, no requiere cirugía, ya que se aplica mediante una inyección en los testículos y sus efectos son temporales. Se conoce por el nombre de RISUG (Inhibición inducida reversible de esperma) y ha demostrado ser eficaz en amplios ensayos que se han hecho con voluntarios. En Estados Unidos se está estudiando el desarrollo de un anticonceptivo parecido denominado Vasalgel, pero aún se halla en fase experimental.
Resumiendo: habrá que seguir esperando. La buena noticia es que, a pesar de que siempre se ha dicho que la mayoría de los hombres no estarían dispuestos a tomar una píldora masculina, hay algunos que se muestran abiertos a otros métodos. Un estudio reciente realizado en Francia comprobó que un 30% de los que participaron estaban dispuestos a probar un nuevo sistema basado en la aplicación de calor local para reducir la movilidad de los espermatozoides. Era un método algo engorroso, pero las razones que más les convencían eran que se trataba de un método «natural» (es decir, no farmacológico), «no hormonal» y «sin efectos secundarios importantes». Tres cualidades que reúne el preservativo. Habrá que tirar por ahí para obtener un anticonceptivo que lo desbanque, o seguir investigando para mejorar los modelos actuales y sus prestaciones.