Picor, quemazón en la zona genital, una secreción diferente del flujo normal y un olor peculiar son síntomas que deberían hacerte pensar en que una infección se ha instalado en la vagina. Y no sería extraño, porque se calcula que un 90% de las mujeres sufrirá una vaginitis a lo largo de su vida. Este trastorno, como también la vaginosis, la vaginitis candidiásica y otras dolencias genitales, está ocasionado por un desequilibrio en la flora vaginal, el conjunto de microorganismos que forman una barrera natural que protege esa mucosa de posibles infecciones molestas. La Dra. Olga Salas, jefe de la Unidad de Patología del Tracto Genital Inferior de Salud de la Mujer Dexeus ofrece algunos consejos útiles y medidas preventivas en este artículo.
Las causas
El Lactobacillus es la bacteria que domina la flora de la vagina. Produce ácido láctico y otras sustancias que mantienen el pH vaginal ácido, lo que impide que proliferen microorganismos contagiosos que originan las infecciones. Varios factores pueden alterar este equilibrio y abrir la puerta a las infecciones de la zona genital, como demasiados antibióticos, antifúngicos, un exceso de higiene íntima, anticonceptivos, espermicidas y alteraciones hormonales (como la que se da cada mes con la menstruación o a partir de la menopausia).
La solución está en los probióticos
Son cepas de Lactobacillus que impiden la proliferación de microorganismos contagiosos y, a su vez, producen sustancias antimicrobianas que previenen nuevas reinfecciones.Se administran por vía vaginal u oral. En esta segunda opción las dosis son más elevadas porque deben recorrer más camino.
Dos medidas preventivas
Los antibióticos provocan desequilibrios en la flora, cosa que puede favorecer el crecimiento de bacterias patógenas, por lo que tras el tratamiento es aconsejable tomar probióticos para restablecer la flora.
Si mantienes relaciones sexuales, es recomendable que tras el coito vayas al baño a eliminar la orina y lavar la zona íntima. De esta forma estarás previniendo posibles infecciones.
Buenos hábitos: 3 pautas que te ayudan a mejorar
- Evita la ropa ajustada para que no roce ni se acumule humedad. Abandona los tejidos sintéticos y vístete con algodón.
- Redúce los carbohidratos, sobre todo los alimentos ricos en azúcares, no tomes alcohol y bebe mucha agua.
- Usa un jabón neutro. Un exceso de higiene no es bueno; lava la zona a diario con las manos limpias y con un jabón suave y no perfumado.